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Sociedad, Universidad, Mujer y Tuna a lo largo de la historia

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Félix O. Martín Sárraga


España, como heredera del Imperio Romano, ha mantenido en su cultura buena parte de costumbres e incluso leyes de aquella herencia. Por ello no es de extrañar que el Derecho Romano, fuente de estudio universitario a uno y otro lado del Atlántico, influyera determinantemente en la sociedad española y, en particular, merece especial consideración que contempla la expresión fragilitas sexus con la que incapacita jurídica y cívicamente a la mujer.

Imbecilitas, infirmitas, humilitas, han sido conceptos y expresiones aplicados en exceso y por demasiados siglos al talento del varón y contra el sexo femenino; el imbecillior sexus (el sexo más imbécil), que en realidad se la llega a concebir como “algo deficiente y ocasional”. Había que entender a la mujer como miseriabilior persona, ¡la más miserable!, llegando en algunos documentos a afirmarse sin el menor rubor, quia mayor dignitas est in sexu virili! (¡la mayor dignidad está en el sexo viril! (1).

Desde el principio de la Edad Media las ideas predominantes fueron de la “inferioridad de la mujer frente al hombre”, discriminación basada simplemente en su sexo, que era considerado inferior, y la de la “sujeción de la mujer frente al hombre”, a quién debía obedecer. Los principales responsables de la creación de la imagen de la mujer medieval fueron los conceptos acuñados por monjes y clérigos, la aristocracia, la burguesía ciudadana y, en algunos casos, la vida y obras literaria (2).

La imagen de la mujer medieval se mantuvo ambigua. A veces suponía “el fruto prohibido” y fuente de tentación, mientras que en otras era objeto de un amor caballeresco tierno, valeroso y devoto (a la “dama”), características del amor cortesano. De esta manera (2):

    1. La mujer aristocrática tenía gran importancia en sus roles de madre y esposa, quedando como administradora de los bienes cuando el marido partía a la guerra (por lo que la dama debía tener amplios conocimientos jurídicos), así como saber defender el castillo si era atacado (la presencia de mujeres y niños en las cruzadas está perfectamente documentada, convirtiéndose algunas en “damas cruzadas”, paralelo de los “caballeros cruzados”).
    2. La mujer burguesa tenía actividades que no variaban demasiado de la de las damas aristocráticas.
    3. La mujer trabajadora y campesina no supervisaba ni administraba grandes propiedades pero debía ofrecerse para ser contratada, trabajar para subsistir, ayudar en la economía doméstica y, si estaba casada, compartir las mismas tareas que sus maridos. Si enviudaban continuaban ejerciendo el oficio de sus maridos.
    4. Las “mujeres solas” que ejercían actividad industrial eran aceptadas en casi toda Europa como “miembros plenos” con iguales derechos y obligaciones que los varones.
    5. Las monjas, retiradas en conventos, cumplían una función social. Los grandes monasterios fueron poderosos centros de formación educativa de las niñas (y, en algunos casos, también niños).

Hay que esperar hasta 1380 para que la mujer participe socialmente de la educación, siendo bastante frecuente la presencia de maestras en las escuelas elementales, dato de ello es la presencia de 21 maestras en las pequeñas escuelas de París, que ellas también dirigían. Lamentablemente parece que a estas escuelas acudían las niñas de la burguesía y algunas campesinas, pero no las de estamentos inferiores (2).

En este entorno socio-cultural no es de extrañar que la educación fuera totalmente diferente para mujeres y hombres en la Europa medieval cristiana. Mientras que los varones podían acceder a los Estudios para formarse (casi exclusivamente como novicios), las mujeres tenían muy limitado el acceso a la educación. El modelo vigente respondía al rol social impuesto (procreación y tareas del hogar), pudiendo estudiar en (3):

a) Conventos: No todos tenían “colegios conventuales”. Las niñas aprendían oraciones elementales, canciones, costura, el arte de hilar, actos de devoción y buenas costumbres.

b) Monasterios: En los más importantes también les  impartían nociones básicas de latín y de alguna lengua extranjera.

c) Casas señoriales, poniéndose al servicio de las damas aprendían modales señoriales o a servir, o trabajando como aprendices de algún oficio.

d)  Escuelas elementales, a las que accedían las niñas pobres.

Durante la Alta Edad Media se verificó una sensible disminución del nivel cultural de las monjas, bajando igualmente el nivel de formación de quienes ellas educaban. No fue fácil que las niñas ingresaran en las escuelas de gramática (a la que sí accedían los varones) donde se enseñaba a rezar, leer y, en algunas, rudimentos de gramática latina. Tampoco podía la mujer medieval acceder, al menos como situación normal, a las Escuelas Catedralicias o Monacales ni, cuando surgieron, a las Universidades, estando sus conocimientos limitados a aquellos sobre medicina familiar (especialmente los relacionados con las enfermedades típicamente femeninas), habiendo tratados de medicina especialmente escritos o traducidos para ellas (3).

Durante los siglos XV y XVI surgió el Renacimiento, un nuevo movimiento cultural, científico, ético y artístico. La escuela de pensamiento que reflexionó sobre estos nuevos valores y modelos de conducta se conoció como escuela humanista y formaron parte de ella tanto escritores como artistas, aprovechando la aparición de la imprenta para difundir las ideas renacentistas (4). Contradictoriamente al surgimiento de esta nueva escuela de pensamiento, a finales del siglo XV (1486) se publicó la primera edición del Malleus Maleficarum. Escrito por Heinlich  Kramer y Jacob Sprenger, fue la “biblia” de los cazadores de brujas y determinó que  miles de mujeres y supuestos herejes acabaran en la hoguera (5).

En el Renacimiento surge también la frase “las mujeres, aunque sean muy doctas, que no enseñen a los hombres” atribuida al XVI Concilio de Toledo. Ello, según Arana, tiene su reflejo en el texto presente en una pintura de la iglesia de Aix (siglo XVI) que representa a María Magdalena predicando (función reiteradamente prohibida a las mujeres y siempre muy ligada al ministerio sacerdotal) que reza: “Porque no estáis constituidas para enseñar, ¡oh mujeres!...(6). También en este siglo Fray Luis de León (1527-1591) afirmó que “...la Naturaleza no las hizo [a las mujeres] para el estudio de las ciencias, ni para los negocios de dificultades,sino para un solo oficio simple y doméstico: así las limitó el entendimiento y, por consiguiente, les tasó las palabras y razones (7).

Uno de los factores que contribuyeron a la consolidación de tales ideas parece ser el hecho de que la inmensa mayoría de la población era analfabeta en la España del siglo XVI y al menos el 50% de la población estudiantil era pobre (8). Otro factor propiciador fue que la cultura escrita era monopolio de una minoría culta formada por clérigos y nobles o burgueses cultos, por lo que la cultura popular oral estaba muy influenciada por ellos, muy especialmente el clero (9).

Continuando con los roles y estereotipos asignados a la mujer cabe destacar:

  • En 1686 el Papa Inocencio IX declaró: “La música es totalmente dañina para la modestia que corresponde al sexo femenino, porque se distraen de las funciones y las ocupaciones que le corresponden…(…). Ninguna mujer con ningún pretexto debe aprender música o tocar ningún instrumento musical”. Este edicto fue renovado en 1703 por Clemente XI (10).
  • La obra Emilio o De la educación, tratado filosófico sobre la naturaleza del hombre escrito en 1762 por Jean-Jacques Rousseau, dice que es función de las mujeres “dar placer [a los hombres], serles útiles, hacerse amar y honrar por ellos, criarlos de jóvenes, cuidarlos de mayores, aconsejarlos, consolarlos, hacerles agradable y dulce la vida, esos son los deberes de las mujeres en todos los tiempos, y lo que se les ha de enseñar desde la infancia (11).

Vemos que del siglo XV al XVIII estas ideas mantienen y refuerzan la imagen y roles de la mujer medieval y renacentista, propiciando su persistencia hasta principios de la Edad Contemporánea.

Hay que esperar hasta finales del siglo XVIII para volver a detectar actuaciones sobre la enseñanza de la mujer, sirviendo de ejemplo los siguientes casos:

  • El 20 de enero de 1779 la Junta de Caridad del barrio de la Comadre de Madrid estableció una Escuela gratuita para niñas pobres, resultando curioso el contenido del examen público realizado por su directora, Dª Ana de Arellano, a sus alumnas:

“ […]….fueron examinadas las niñas en sus respectivas labores de punto de calceta; dos calcetas a un tiempo con cinco ahujas [agujas]; media y calceta al mismo tiempo con las propias ahujas; guantes calados; cofias de moda y rizadas; dechado de punto real; coser a la Española y Francesa; bordar; deshilados y otras muchas labores que, sobre ser aplaudidas en su género, merecieron mayor atención por practicarlas unas jóvenes cuya edad por la mayor parte no pasa de 10 años".

 

Cabe destacar que hubo una alumna, “Dª Christina Junco, de solo 4 años y medio  [de edad] que leyó con perfección en latín y en romance”.

  • Una Real Orden de 11 de mayo de 1783 estableció 4 Escuelas gratuitas para niñas en el cuartel de la Plaza Mayor de Madrid, donde se enseñaron “los rudimentos de la Religión, a leer y escribir y las labores propias de su sexo a quantas [cuantas] envíen las 8 Diputaciones de Caridad, por las quales [cuales] han sido elegidas las maestras entre varias opositoras, precediendo fidedignos informes y exámenes de su habilidad y buenas costumbres (12).
  • El 7 de marzo de 1814 el Dictamen y Proyecto de Decreto sobre el arreglo general de la Enseñanza Pública señala en el artículo 115 del Titulo XII ‘De la educación de las mujeres’ que “se establecerán escuelas públicas, en que se enseñe a las niñas a leer y a escribir, y a las adultas las labores y habilidades propias de su sexo (13).
  • El 16 de febrero de 1825 surgen las Escuelas de Primeras Letras para niñas. Se determinó que en las Escuelas de Primera Clase, además de aprender a escribir y la enseñanza cristiana mediante la lectura, al menos, de los catecismos, “se enseñarán las labores propias del sexo, a saber: hacer calceta, cortar y coser las ropas comunes de uso, bordar y hacer encajes u otras que suelen enseñarse a las niñas”. En las de Segunda Clase, se suprimían los encajes, y el bordado en las Tercera y Cuarta Clases (14). Todo ello muestra fehacientemente el rol que continuaba asignándose a la mujer en el siglo XIX.
  • La Ley de Instrucción Pública de 9 de septiembre de 1857 (también conocida como la Ley Moyano) intentó mejorar la deplorable condición de la educación en España, uno de los países europeos con mayor tasa de analfabetismo. Tendría vigencia prácticamente hasta 1970, siguió similares esquemas liberales de principios de siglo y tiene el valor de hacer obligatoria la escolaridad para las niñas por primera vez en España.
  • La Ley de Instrucción Primaria de 2 de junio de 1868 (también conocida como Ley de Orovio) fue el último coletazo integrista del reinado de Isabel II, previo a la Revolución del 1868 que la derogó inmediatamente, estando apenas cuatro meses en vigor. Supuso la máxima intervención de las autoridades eclesiásticas en la educación primaria y admitía un profesorado femenino en este segmento, si bien con un tercio menos de salario que los varones, tal y como se estableció en la Ley Moyano. Entre los artículos que tratan de la educación femenina destacamos:

Artº 1.  “Habrá Escuelas públicas de instrucción primaria para niños como para niñas, en todos los pueblos de la Monarquía que lleguen a 500 habitantes”.

Artº 11. “Las Autoridades de provincia estimularán asimismo la formación y aumento de Juntas de señoras que instituyan Escuelas Dominicales para las jóvenes y casas de enseñanza para las niñas pobres”.

Artº 14. “En todas las escuelas de niños, cualquiera que sea su clase, la enseñanza comprenderá precisamente: doctrina cristiana, lectura, escritura y principios de aritmética, sistema legal de pesas y medidas, sencillas nociones de historia y de la geografía de España, de gramática castellana y principios generales de educación y cortesía. En las Escuelas de niñas se aprenderán además las labores más usuales.”

Artº 15. “A medida que vaya desarrollándose la instrucción y se formen nuevos Maestros, se procurará igualmente dar en el mayor número de Escuelas que sea posible ... y en las Escuelas de niñas los principios de higiene doméstica y labores delicadas”.

Artº 42. “El sueldo y sobresueldo, en su caso, de las Maestras, será proporcionalmente las dos terceras partes del sueldo y sobresueldo asignado a los Maestros”.

Un Decreto de 14 de octubre de 1868 derogó la Ley Orovio. La causa de su fulminante derogación fue colocar la primera enseñanza bajo la tutela del clero.  

  • En 1876 se creó la Institución Libre de Enseñanza, que apostaría por la educación femenina y por la coeducación (enseñanza mixta), como aparece en su Programa que “juzga la coeducación como uno de los resortes fundamentales para la formación del carácter moral, así como de la pureza de costumbres y el más poderoso para acabar con la actual inferioridad positiva de la mujer, que no empezará a desaparecer hasta que aquélla se eduque, en cuanto se refiere a lo común humano, no sólo como, sino con el hombre (15).

Aquellas ideas del Papa Inocencio IX y Rousseau adquieren una nueva dimensión a finales del siglo XIX cuando:

  1. En 1895 un especialista en antropología y etnología opinaba en Aerztliches Vereinsblatt, revista oficial de los médicos alemanes, que la incapacidad fundamental de la mujer para ejercer la Medicina se basaba en la estructura del cerebro femenino, “ya que éste no sólo tiene menos masa que el del varón, sino que además es menos simétrico, con lo cual la mujer está capacitada sólo hasta cierto grado para elaborar el material científico”. Complementaba su alegato señalando que “la dedicación a esta tarea perjudicaría no sólo al cuerpoal espíritu de la médica misma, sino también al de la posible descendencia en el caso de que  dicha médica no prefiriera el celibato (16).
  2. Friedrich Wilhelm Nietzsche, filósofo, poeta, músico y filólogo alemán considerado uno de los pensadores modernos más influyentes del siglo, postuló: “El [el hombre] debe considerar a la mujer como propiedad, un bien que es necesario poner bajo llave, un ser hecho para la domesticidad y que no tiende a su perfección más que en esta situación subalterna”. Así, pues, quedaron recluidas, a la sombra y tutela de ellos, pero se pensó que esto era lo justo y necesario: “para que encerradas, guardasen la casa .... ¡y también su honestidad! (17).

A pesar todos estos siglos de dificultades para la enseñanza de la mujer, hubo quienes destacaron, por ejemplo, en la música y literatura pero, hasta el siglo XIX, fue obligada a publicar sus composiciones y escritos usando un nombre de hombre como seudónimo, siendo famosos los casos de:

  • Jeanine Baganier, compositora francesa que logró el primer premio de piano del Conservatorio de París y que compuso más de 60 obras para piano publicaba bajo el pseudónimo de Freddy Anoka (18) .
  • Cecilia Böhl de Faber y Larrea, escritora que publicó bajo el pseudónimo de Fernán Caballero (19).
  • Amandine Aurore Lucile Dupin, baronesa Dudevant que publicó sus obras bajo el seudónimo de George Sand(14).
  • Mary Anne Evans, que escribió sus novelas bajo el seudónimo de George Eliot(14).

Con este tipo de pensamiento predominante en la España de los albores del siglo XX era prácticamente imposible imaginar que una mujer pudiera desarrollar su capacidad intelectual y se desempeñara en tareas clásicamente atribuidas al varón, incluyendo las carreras universitarias. Así no extraña a nadie que a finales del siglo XIX existiera en España un 71 % de mujeres analfabetas (20).

La emancipación de la mujer tuvo una de sus primeras argumentaciones teóricas en la obra de Mary Wollstonecraft (A Vindication of the Rights of Woman, 1792), pero no adquiriría el carácter de una reivindicación masiva hasta el movimiento sufragista inglés iniciado en la segunda mitad del siglo XIX (21).

MoebiusEn el siglo XX entraron en España conceptos y teorías extranjeros, principalmente de la literatura científica anglosajona, que reproducían las ideas de Darwin, Moebius, Weininger, Spencer, Nordau o Lombros en cuanto a la diferenciación entre los sexos. La comunidad científica de entonces tenía interés por ofrecer una justificación de la subordinación femenina y estas “afirmaciones científicas” funcionaron socialmente y dispusieron de autoridad gracias a su clasificación como “científicas” y no por la calidad del razonamiento concreto o de la base empírica sobre la que se sustentaban (22). En el contexto español, casi toda la literatura científica del primer tercio del siglo XX estuvo marcada por prejuicios sexistas. La clase médica se caracterizó por su celo en  preservar las prerrogativas del sexo masculino para el acceso a sus filas en una época en la que se estaba legitimando el método científico, no dudando en utilizar su posición privilegiada “para determinar qué eran las mujeres, sus capacidades y limitaciones, y cuál debía ser su lugar en la sociedad” (22). De esta manera, la literatura científica de principios del siglo XX se consagró en demostrar la incapacidad femenina para acceder al mundo masculino mientras  que la literatura, tras la Primera Guerra Mundial (1918) deseaban convencer a los lectores sobre la necesidad y conveniencia de que las mujeres cumplieran los roles tradicionalmente asignados al sexo femenino. Los médicos y biólogos insistieron en que las mujeres no eran inferiores sino distintas, para lo cual recurrieron principalmente a argumentos craneológicos (menor capacidad craneal en las mujeres) y endocrinológicos (secreciones internas específicas para cada sexo). Para Aresti Esteban los escritos de Roberto Novoa Santos y Edmundo González Blanco suponen un ejemplo de esta literatura antifeminista, llenos de argumentos destinados a demostrar la inferioridad mental y espiritual de las mujeres, recibiendo apoyo de dos autores que tenían gran predicamento en España: Max Nordau y Moebius (22,23).

Buena idea de la mentalidad generalizada de la sociedad española del primer cuarto de siglo XX, a pesar de que la mujer pudo acceder libremente a los estudios universitartios en 1910, se puede apreciar en el contenido del siguiente contrato laboral para maestras de 1923 en Castilla - La Mancha.

Contrato de maestra de 1923 - original

Contrato laboral para maestras en Castilla - La Mancha en 1923 (150)

MaranonEn este entono no es de extrañar que Gregorio Marañón señalara (22) que “toda la literatura científica o seudocientífica se esforzó, al finalizar el siglo pasado [XIX] y comenzar el actual [XX], en hacer un dogma de la inferioridad mental de la mujer. (…..) El jefe de la cruzada fue Moebius” (24). Este autor alemán postulaba que el hombre era más perfecto por naturaleza, afirmando que se trataba de un problema de deficiencia femenina, de inferioridad y diferencias cuantitativas, y pedía a los médicos que fueran conscientes de la trascendencia de esta deficiencia mental y que pusieran en acción “todo su poder para combatir, en interés del género humano, las tendencias contra natura de las feministas” (23). Para ello, entre otros argumentos, Moebius recurrió a los hallazgos de Birchoff sobre el peso del cerebro y de Rüdinger sobre las circunvoluciones cerebrales, popularizándolos y usándolos como pilares de su teoría de la inferioridad femenina, pues ellas tenían un cerebro menos pesado, menos voluminoso y desarrollado y unas circunvoluciones menos sofisticadas y pronunciadas (23).

MadariagaSalvador de Madariaga escribió en 1934 que “la mujer ha de ser culta para mayor goce del marido, para entretenerle y solazarle con sus conocimientos, pero sin que éstos pongan en peligro la superioridad de aquél, su autoridad. La mujer tendrá reservada unas especiales facultades que le permitan desarrollar sus condiciones innatas (21,24). Señaló que “hay una minoría de mujeres que, ya por tendencia viriloide, ya por azar, no se casan y prefieren ocupaciones de tipo masculino...[…]. Las mujeres representan para la sociedad un valor civilizador inestimable, puesto que a ellas se debe la tendencia al refinamiento, al bienestar, a los modales urbanos y a las artes de la vida.” La mujer “tiene por objeto estimular, desarrollar y afinar las tendencias innatas femeninas a la gracia, al refinamiento y a las artes de la vida (25). Este pensamiento viene, en definitiva, a reforzar y mantener la eterna idea de la división de roles en los sexos, idea que poco después fomentó hasta lo indecible el general Franco durante su dictadura (al punto de que la mujer necesitaba un permiso escrito de su esposo para poder abrir una cuenta bancaria y no podía vender nada sin el expreso permiso de él).

Tras la Guerra Civil Española (1936-1939) España era un país arruinado. Diezmada demográficamente, el hambre y la extrema necesidad eran la realidad cotidiana de la mayoría de su población (26). El derrocamiento de la Segunda República supuso un retroceso para la mujer, con un descenso de la tasa de actividad femenina, una tasa de educación femenina muy baja y un incremento del papel de la mujer como agente reproductor, en parte para compensar las bajas producidas por la guerra civil y en parte por la falta de puestos de trabajo. Esta tendencia fue fomentada por la nueva legislación (el Fuero del Trabajo de 1938 prometía “liberar a la mujer de la esclavitud del taller y de la fábrica”) e ideología oficial, en la que la escuela jugaría un papel fundamental, produciéndose un retroceso en la enseñanza con prioridad de los centros privados sobre los estatales a la vez que el sistema educativo se tornó minoritario y elitista (21).

El hambre y la extrema necesidad fueron subsanándose poco a poco, llegando el fin del racionamiento de alimentos en 1952. No obstante no fue hasta 1954 que España superó la renta por habitante habida en 1935, poniendo fin a 20 años perdidos en el desarrollo económico (25). De la España de la dictadura del general Franco es la “Guía de la buena esposa”, atribuido a Pilar Primo de Rivera (hermana del fundador de la Falange Española, José Antonio Primo de Rivera) y que reproducimos a continuación como manifestación final del rol asignado a la mujer española hasta gran parte del siglo XX.

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Universidad

Hasta el siglo XII la enseñanza superior correspondió principalmente a las Escuelas Catedralicias y Monacales (27) que, al tener como misión la formación de novicios, no admitían a las mujeres (28,29) Todos estos modelos educativos se mostraron incapaces de adaptarse a las nuevas necesidades intelectuales que reclamaba la sociedad, propiciando la creación de los primeros Estudios Generales europeos (28-30).

El acceso de la mujer a los estudios superiores continuó proscrito dándose  la curiosidad histórica que durante el siglo XVIII tenían que disfrazarse de hombre para acceder a la universidad (31,32) , estado contrastado el caso de Concepción Arenal, importante jurista y escritora española que entró como oyente en la Facultad de Derecho de la Universidad Central (actual Universidad Complutense de Madrid) vistiendo ropas masculinas y en 1846 finalizó en Madrid sus estudios (29,31). Vestida también de hombre, participó en tertulias políticas y literarias, luchando así contra lo establecido en la época para la ‘condición femenina’ (33).


Elena MaserasLa mujer aparece en la Universidad en el siglo XIX y no es hasta el final de la primera década del siglo XX que logra acceso sin trabas ni permisos para alcanzar estudios superiores en España (28,29), como luego veremos. Es de justicia que, al menos, comentemos que no fue hasta 1873 que, por un vacío legislativo (34), las universidades españolas empezaron a tener alumnado femenino.  

El 1 de septiembre de 1871 Mª Elena Masseras consiguió un permiso especial del Rey Amadeo de Saboya para realizar estudios de segunda enseñanza y poder continuar después en la Universidad (35), concretamente la Facultad de Medicina de la Universidad de Barcelona (36).

A partir de 1873 distintas universidades españolas empezaron a tener alumnado femenino, no obstante los trámites que habían tenido que seguir distaban mucho de los exigidos para los varones. Se partía del más absoluto silencio normativo en cuanto a la posibilidad de la mujer de acceder a los niveles académicos superiores pues para el legislador de la época era inconcebible el acceso de la mujer a la educación y, en particular, a la universitaria, lo que permitió que las mujeres que deseaban ampliar sus estudios pudieran beneficiarse de este vacío legislativo y, en ausencia de prohibición, acceder a la universidad. Aún así, se exigió autorización ministerial para cada caso concreto (34)

M D AleuEl 20 de abril de 1882 Mª Dolores Aleu Riera, se convirtió en la primera mujer en realizar el examen de grado para obtener la Licenciatura de Medicina, logro que fue reflejado de la siguiente manera por la edición del periódico El Liberal del 12 de octubre de 1882: “Ha recibido la investidura de doctor en la Facultad de Medicina de Madrid la señorita doña Dolores Aleu y Riera. Felicitamos por adelantado a los enfermos que fíen la curación de sus dolencias al nuevo doctor con faldas (41), comentario que continúa dando fe del concepto de la sociedad sobre la capacidad intelectual y profesional de la mujer (35). El mismo año también finalizaron estudios universitarios Martina Castells Ballespí y Mª Elena Masseras Ribera, todas en la Universidad de Barcelona (38); en diciembre de 1882 Martina Castells y Ballespí leyó en Madrid su tesis doctoral39 titulada 'De la educación física, moral e intelectual de la mujer' (39).

En 1885 Adoración García Aranda y Peces terminó su carrera en la Universidad Central de Madrid. Al año siguiente Dolores Llorent Casanovas obtuvo la Licenciatura en la Universidad de Barcelona y Mª Luisa Domingo García se convirtió en la quinta mujer licenciada en Medicina (en este caso por la Universidad de Valladolid) (38).

En 1888 Rosario Ibiurrun finalizó su carrera en la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la Universidad Central de Madrid (38) y  Matilde Padrós y Rubio fue alumna libre, logrando matrícula oficial al año siguiente y, doctorándose en 1893,  terminó trabajando para la Enciclopedia Británica.Matilde Padros A petición de 3 mujeres en 1888 se permitió matricular a la mujer en la Universidad: Primero sólo para examen y, posteriormente, a la enseñanza oficial (28,29,38). Así, desde el 8 de enero de 1888 las mujeres pudieron matricularse en la Universidad sin autorización del padre o marido (39) que precisó posteriormente dictar la Real Órden de 11 de junio de 1888, que acordó “que las mujeres sean admitidas á los estudios dependientes de este Ministerio como alumnas de enseñanza privada, y que cuando alguna solicite matrícula oficial se consulte a la Superioridad para que ésta resuelva según el caso y las circunstancias de la interesada. Considerando que estas consultas, si no implican limitación de derecho, por lo menos producen dificultades y retrasos de tramitación, cuando el sentido general de la legislación de Instrucción pública es no hacer distinción por razón de sexos, autorizando por igual la matrícula de alumnos y alumnas. S.M. el Rey (q.D.g.) se ha servido disponer que se considere derogada la citada Real Orden de 1888, y que por los jefes de los Establecimientos docentes se concedan, sin necesidad de consultar á la Superioridad, las inscripciones de matrícula en enseñanza oficial ó no oficial solicitadas por las mujeres, siempre que se ajusten á las condiciones y reglas establecidas para cada clase y grupo de estudios” (antes tenían que pedir permiso al Ministerio de Instrucción Pública y conseguir que cada uno de los profesores firmara el impreso de matrícula comprometiéndose a garantizar el orden en el aula) (28,29,40-43,50).

Para su concesión el catedrático de la asignatura debía comprometerse a garantizar el orden en el aula, pues se tenía la convicción de que la presencia de una mujer podía alterar el orden de las clases (27,28,35). Todavía en 1899 aún las mujeres eran sometidas a medidas complementarias de protección durante sus estudios universitarios (35):

Se acordó que la alumna no estuviera en los pasillos, sino que entrara en la antesala de los profesores y esperara allí al catedrático para ir al aula y volver con él, terminada la clase. Durante la explicación se sentaría en una silla aparte, cerca del profesor”.

Aún así las mujeres no podían moverse libremente por las facultades y escuelas. Tenían que estar acompañadas en todo momento por sus profesores y no se podían sentar junto a los varones (27,28,41). En 1895 María Amalia Vicenta Goyri finalizó sus estudios y tesis doctoral en la Facultad de Medicina y Farmacia de la Universidad Central de Madrid (44). Aún este año las mujeres eran sometidas a medidas complementarias de protección durante sus estudios universitarios, régimen que se practicó desde el primer curso de 1892-93 hasta el curso de Doctorado de 1895-96 (45).

Antes de 1910 el ámbito natural de la mujer era el familiar, su función era cuidar del marido y de la educación de los hijos, concediéndosele la posibilidad de estudiar en la medida que la formación adquirida contribuyese a desempeñar estas labores con mayor eficacia y las alumnas que quisieran estudiar en el régimen oficial (asistiendo a clases) tenían que solicitar permiso especial a las autoridades académicas. Muchas licenciadas tuvieron grandes dificultades para ejercer una profesión correspondiente al título obtenido, tuvieron que pedir permisos especiales y solventar problemas derivados de su incorporación a los Colegios profesionales (51) pues los títulos logrados por las mujeres que cursaron estudios universitarios antes de 1910 no las habilitaban para el ejercicio profesional (19,27,28).

De las 36 mujeres universitarias que finalizaron la licenciatura antes de 1910  (año en el que se regula la admisión de las mujeres en la universidad en las mismas condiciones que los hombres), 16 se matricularon en asignaturas de Doctorado, de las que sólo 8 defendieron su tesis y lograron el grado de Doctor (45).

Finalmente una Real Orden de 8 de marzo de 1910, emitida poco después del nombramiento de Emilia Pardo Bazán en el cargo de Consejera de Instrucción Pública (quién desde décadas venía luchando por la alfabetización y educación de las mujeres), autorizó el acceso de las mujeres a la Universidad (46) su título universitario ahora sí las habilitaba para ejercer las profesiones correspondientes y desempeñar cátedras. Una segunda Órden Real de 2 de septiembre de 1910 terminó con los largos y enojosos trámites (47). 

Dada la concurrencia de mujeres que viajaban a Madrid para cursar estudios superiores se crearon las Residencias de Señoritas en 1915, pensadas inicialmente para las que deseaban convertirse en maestras, enfermeras o matronas (48) profesiones consideradas como “de mujeres”.

La evolución de la proporción de la matrícula femenina en la Universidad española ofrece estas cifras:

  • En 1910 sólo se matricularon 21 mujeres en la Universidad española frente a los 15,000 varones (el 0'1%) (49).
  • En 1919-1920, hubo 439 mujeres estudiando en la Universidad española, lo que representaba el 2 % de la población universitaria (50).
  • Al final de la dictadura de Primo de Rivera (terminó el 28/01/1930) las mujeres eran el 5% del total de universitarios (49).
  • En 1940 el 12'6% de los matriculados en las universidades españolas son mujeres (49).
  • En 1940-41 las mujeres estudiaban principalmente Filosofía y Letras, Ciencias (sobre todo Química) y Farmacia, acogiendo estas facultades el 82% de las alumnas universitarias (51).
  • En 1948 el 13% de los universitarios eran mujeres (52).
  • A partir de 1950 el 69,9% de los matriculados en Filosofía y Letras son mujeres (51).
  • En 1970 la mujer supuso el 53% de las matrículas universitarias (49).
  • En los primeros años de la Transición Española (iniciada tras la muerte del general Franco el 20 de noviembre de 1975) había un 62% de varones y un 38% de mujeres en la universidad (51).
  • En 1998 el 52% de los estudiantes universitarios eran mujeres y las profesoras representaban un tercio del profesorado (52).
  • En la primera década del siglo XXI la mujer supuso el 60% del alumnado universitario y obtuvieron el 60% de las becas de estudios (49).

  

Mujer y Tuna 

Hay que esperar hasta la primera mitad del siglo XIX para encontrar los primeros datos sobre aparición de Tunas y Estudiantinas, siendo poco antes del carnaval de Madrid de 1840 cuando nació una nueva especie del género comparsa de carnaval caracterizada porque sus miembros vestían al uso de los antiguos estudiantes (27,28,53,54). Es entonces y no antes cuando el término estudiantina comienza a emplearse como sinónimo de 'Tuna' para denominar a una agrupación musical de estudiantes, como también para designar las formaciones que imitan su imagen y símbolos" (55)aunque tal denominación no aparece en las agrupaciones de verdaderos escolares hasta la década de 1870 cuando también comienza a vincularse a la Universidad y reflejarse ello en su nombre oficial (120).

Aparecen también las primeras informaciones sobre Estudiantinas en América (28,56,57,70) y en centrosespañoles de enseñanza preuniversitaria (58-63), surgen las primeras informaciones referentes a la incorporación de niños en las Estudiantinas (61,64,65), así como aparecen las Estudiantinas de Facultades pero no se detecta ninguna vinculada a la Universidad antes de 1870 (55).

Aunque hubo conflictos entre Estudiantinas ‘verdaderas’ y ‘apócrifas’ éstos no fueron -al parecer- muchos. No los hemos hallado entre las estudiantinas universitarias y las de colegios preuniversitarios, por mucho que algunas fuentes recientes se empeñen en ello (55), sólo que entre 1870 y 1930 las Estudiantinas integradas por verdaderos escolares decidieron dejar esta cualidad más patente al pasar a denominarse 'tunas' (118).

De 1873 conocemos la manera que las Estudiantinas realizaban el pasacalles, marchando de 20 en fondo, primero los postulantes, que suelen ser muchos, y después los de la banda (58).

1878 es un año trascendental para las Tunas pues es cuando la Estudiantina Española, se desplaza a París con 64 integrantes y obtiene un éxito apoteósico en la Exposición Universal (66-68). Esta Estudiantina, que disponía de reglamento (64), supuso un “antes y un después” en la tradición escolar que suponen las Tunas y Estudiantinas, propiciando la creación de cientos de nuevas agrupaciones a su semejanza (algunas de las cuales, incluso, se hizo pasar por ella para beneficiarse de su fama).

Su repercusión mediática determinó que las demás copiaran su vestimenta, inventada por Lorenzo Paris (sastre titular del Teatro Real de Madrid) para dicha ocasión (27,28), transmitiéndose con variaciones regionales hasta el presente. Entonces llevaban (62): 

Jubón y gregüescos de terciopelo negro con botones de acero y ancho cuello de encajes; medias de seda, también negras; zapatos de charol con lazo de igual color y hebilla de acero; guante blanco de cabritilla; gorra de terciopelo con un nudo de cinta amarilla y encarnada en unos pocos; en los más, sombrero apuntado y la funesta cuchara a guisa de escarapela”.

En el mismo año aparecen fotos de Estudiantinas Femeninas (27,28,69):

Estudiantina Femenina 1878

Estudiantina Femenina (1878) (58)

Llama la atención que Dionisio Granados, creador de  la Estudiantina Fígaro que tanta huella dejó en Hispanoamérica (principalmente en Chile, México, Venezuela y USA), en 1884 organizó una Estudiantina Mujeril en Madrid con la que pretendía realizar una extensa gira por América (71). Su instrumentación constaba de bandurrias, guitarras, castañuelas y panderetas pero no se ha detectado más noticias sobre ella en las hemerotecas consultadas hasta ahora (30,31). La huella de la Estudiantina Fígaro germinó en el Nuevo Mundo generando la aparición de numerosas Estudiantinas Femeninas (69): 

Primeras estudiantinas femeninas en america

Primeras Estudiantinas Femeninas en América (69).

Estudiantina Femenina de Lima 1866

Estudiantina Femenina de Lima (117)

Cabe señalar que la primera Estudiantina Femenina del Nuevo Mundo parece ser la detectada por Munguía Tiscareño (70) en el pueblo Real de Catorce (México), que data de 1883.

Andreu Ricart (71) nos desveló también que a finales del siglo XIX ya habían surgido la Estudiantina Femenina de las señoritas Rosa Salinas y Tagle Salinas y la Estudiantina Serenense y su hija Andrea nos comunicó en su artículo El cantar femenino estudiantil su vigencia en el Chile de 2003 (72).

Estudiantinas Femeninas sXIX

A finales del siglo XIX, así como en el primer cuarto del siglo XX, hubo estudiantinas de carnaval integradas por el más variopinto tipo (83) de personas. Barrenderos, vendedores de periódicos, empleados de compañías, enfermeras de la Cruz Roja, socios de centros culturales…. hasta de actrices, como la Estudiantina Femenina compuesta por las actrices del Teatro Princesa de Madrid (73,74) o de socias de una logia masónica, como el caso de la Tuna Femenil ‘La Liga Verde' (75). También surgieron Estudiantinas con mujeres en Francia (69). Las primeras Estudiantinas Académicas Femeninas detectadas corresponden a la investigación de Munguía Tiscareño en México que evidencia que en 1893 existió en Morelia una Estudiantina Femenina en el internado de la Academia de Niñas (145) seguidas por otras varias también mexicanas (146-148).

Estudiantina del Internado de la Academia de Ninas de Morelia - 1893

Estudiantina del Internado de la Academia de Niñas de Morelia en 1893 (145)

Estudiantina del Hospicio de Guadalajara - 1905

Estudiantina del Hospicio de Guadalajara (1905) (147)

Estudiantina de Ninas de Chicoloapan 1908

Estudiantina de Niñas de Chicoloapan (1908) (148)

Estudiantina Femenina de la Benemérita Escuela Normal de Jalisco 1924

Estudiantina Femenina de la Benemérita Escuela Normal de Jalisco (1942-1943) (69)

La primera Estudiantina Femenina española que el autor tiene detectada es la Estudiantina Femenina de Mallorca (finales del siglo XIX) y una Estudiantina Femenina Murciana (76) que en mayo de 1914 postuló para construir un sanatorio de tuberculosos en las montañas cercanas a Murcia, al parecer ninguna de ellas estuvo vinculada a centro académico alguno. Llama la atención la adopción de una vestimenta inspirada en la llevada por la Estudiantina Española en su visita a París de 1878 pero adaptada a la mujer mediante el uso de falda larga. De igual manera vestía una Estudiantina Femenina almeriense que el 19 de febrero de 1929 participó en el festival del teatro Cervantes de Almería (77).

Estudiantina Femenina Murciana

Estudiantina Femenina Murciana (76)

Estudiantina Femenina Almeriense

Estudiantina Femenina Almeriense (77)

 Estudiantina Española de Brasil.

Estudiantina Española de Brasil. Formada por señoritas y dirigida por el maestro de música y baile D. Gervasio. G. Laborda, participó en un festival en honor de los exploradores brasileños celebrado en Bahía en 1916 (58).

Las Estudiantinas y Tunas Académicas existentes entre 1910 y la Guerra Civil española (de varones) no tuvieron problema en admitir mujeres en sus filas, incorporándose con total naturalidad sin haber hallado hasta el presente un solo artículo periodístico de la época que sugiriera que ello generara un conflicto de género.

La Tuna de la Universidad Central de Madrid de 1924, al carecer de permanencia temporal (como todas las anteriores a las Tunas del SEU), se volvió a fundar en 1929 con la denominación Tuna Orquesta Escolar Universitaria (conocida también por la prensa de la época como Tuna Madrileña y como Estudiantina Madrileña de la Universidad Central), publicándose el 7 de noviembre de 1929, surge el primer dato detectado hasta el presente que señala la presencia de mujeres en una Tuna universitaria cuando se funda en Madrid la “Tuna Orquesta Escolar Universitaria”. Entre los 88 estudiantes que la integran “figuran cuatro señoritas, dos de ellas procedentes de la Facultad de Filosofía y Letras y las otras dos del Conservatorio. Dos de ellas tañen arpa y las otras dos violín. Los instrumentos son propiedad de cada uno de los músicos. Estos vestirán el clásico traje de los estudiantes españoles del siglo XVII; la única modificación que se introduzca en este indumento, será la necesaria para adaptarlo a las señoritas que tomen parte de la Tuna, las cuales usarán faldas de terciopelo negro (78,79), igual que vestían las chicas de la anteriormente referida Estudiantina Femenina Murciana.

También hubo Tunas conformadas sólo por mujeres, como la Estudiantina "Tuna Jerezana" de 1912, integrada por "preciosas jóvenes" del Colegio de Salesianas de Jerez, sabiéndose que "cantaron coplas al alcalde de la ciudad (122). Volviendo al ámbito universitario, hay evidencia documental que atestigua que la Tuna de la Universidad Central de Madrid tuvo señoritas entre sus integrantes al menos también en 1929,1933, 1934 y 1936. 

Tuna de la Universidad Central de Madrid 1924

Tuna de la Universidad Central de Madrid (1924) con cuatro señoritas en sus filas (123).

Estudiantina Femenina Normalista de La Laguna foto usada en 1924 y 1927

 Estudiantina Femenina Normalista de La Laguna, foto usada en 1924 (124) y 1927 (125).

De esta época es la Estudiantina Femenina de la Escuela Normalista de La Laguna, que tuvo actividad desde 1921 a 1929 (126) y dedicó su actividad a recabar fondos destinados a la Cantina Escolar y Ropero Infantil (127) postulando tanto durante las fiestas de carnaval como en otras celebraciones (128). González Pérez (128) abunda sobre estas dos instituciones aportando que la Cantina era una «asociación de puericultura cuyo principal objeto es amparar y defender el derecho de todo niño al alimento y a la instrucción», con la finalidad de evitar la mendicidad infantil y fomentar la educación, mientras que el Ropero era un «organismo dependiente de ella, el Ropero Infantil, con la finalidad de atender el vestido y calzado de los niños que concurrían a la Cantina».

En otros centros docentes preuniversitarios también se conformaron Estudiantinas Femeninas, como la Estudiantina Escolar de Orihuela, que postuló por sus calles en 1927 para allegar fondos destinados a socorrer a los más desvalidos, siendo portada del diario El Pueblo el 7 de marzo y entregando 1106,41 pesetas al Patronato de la Caridad Oriolana" (129).

Estudiantina Escolar de Orihuela 1927

Estudiantina Escolar de Orihuela (1927) (129).

El nombre de todas las integrantes de esta Estudiantina Escolar de Orihuela (preuniversitaria) apareció a pié de foto, siendo hasta el presente la Tuna Escolar Coruñesa la primera agrupación universitaria de la que el autor ha hallado la identidad de su integrante femenina cuando, en 1932 tenía en sus filas a Azucena Touriño, estudiante de Comercio (130-132).

Tuna de la Universidad Central de Madrid 1929

Tuna de la Universidad Central de Madrid (1929) con dos señoritas (133).

Estudiantina Femenina del Colegio Calasancio de la Sierra 1929

Estudiantina Femenina del Colegio Calasancio de la Sierra (1929) (134).

Tuna Escolar Corunesa 1932b

Tuna Escolar Coruñesa, con Azucena Touriño en el centro de la foto (83,135,136).

Azucena Tourino

Azucena Touriño, integrante de la Tuna Escolar Coruñesa en 1932 (136).

Estudiantina de la Escuela Preparatoria y Normal para Senoritas de Jalisco - 1923

Estudiantina de la Escuela Preparatoria y Normal para Señoritas de Jalisco en 1923 (146).

jacinta curiel segunda medico en guadalajara 1931

Jacinta Curiel, integrante de la Estudiantina de la Escuela Preparatoria y Normal para Señoritas de Jalisco de 1923, se convirtió en 1931 en la segunda médico de Guadalajara (149).

También  del segundo cuarto del siglo XX es el artículo publicado el 5 de febrero de 1932 que testimonia que la Tuna Escolar Coruñesa estaba integrada entonces por 37 estudiantes entre los cuales se hallaba Azucena Touriño (80-82). Cuatro días más tarde otro artículo confirmaba que dicha Tuna, conformada por alumnos de la Escuela de Comercio de Coruña, tenía en sus filas a la citada señorita (81) y a su hermano Aniceto (82). Las fotos aparecidas en artículos de prensa posteriores aumenta el número de imágenes de dicha noticia (80,83-85).

Tuna de la Universidad Central de Madrid 1933b

 Tuna de la Universidad Central de Madrid con dos integrantes demeninas (137)

Tuna de la Universidad Central de Madrid con su madrina la embajadora de Portugal en Espana

Tuna de la Universidad Central de Madrid con su madrina, la embajadora de Portugal (86,138)

Estas incorporaciones femeninas en Tunas Universitarias preexistentes o de nueva creación, integradas mayoritariamente por varones, han llevado a Martín Sárraga (28) a entender que no había entonces rechazo a la integración de las mujeres en las tunas preexistentes o de nueva creación sino lo que había era un número insuficiente de mujeres universitarias para que su integración en la tuna fuera en mayor cuantía.

También surgieron Estudiantinas en centros docentes preuniversitarios y también estuvieron integradas por varones y mujeres, como el caso de la Estudiantina del Instituto de Segunda Enseñanza de Ceuta, que el 1 de marzo de 1933 realizó audiciones para el comisario superior y el Jalifa de la zona de Tetuán (87). De esa misma fecha también hay evidencia de la existencia de Estudiantinas Infantiles, como la que postuló en Santa Pola (Alicante) a beneficio de los pobres (82).

También datos, hay referentes a 1933, que señalan la existencia de la Estudiantina Castellana, conformada por "alumnos de Salamanca y Madrid" que actuó en el cine Bellas Artes de MAdrid (139,149) y que, en el breve de su concierto ofrecido en el parque de Osuna, anunció que estaba "formada opr alumnos de ambos sexos" (140). En 1934 continúa publicándose que la Tuna Universitaria de Madrid (la de la Universidad Central) estaba integrada por "señoritas y muchachos" (141). Sobre el acto de imposición de una corbata a su bandera, confeccionada por las muchachas del cuadro artístico "El retablo de Maese Pedro", se publicó una foto en la se puede ver a varias damas (142,143).

Estudiantina Euterpe 1934

Estudiantina Euterpe (Real de Catorce, México; 1934) (70)

Tuna de la Universidad Central desfilando en el Carnaval de Madrid de 1936

Tuna de la Universidad Central desfilando en el Carnaval de Madrid de 1936 con una integrante femenina portando el estandarte del premio logrado: Primer premio de Estudiantinas. Rondallas y Comparsa (144)

Tras la Guerra Civil Española (1936-1939) volvió a ser utilizada la figura del niño mascota como integrante propio de las Estudiantinas, si bien su presencia se redujo considerablemente en comparación a la anterior etapa histórica debido a la paralela reducción de agrupaciones que, aunque pasaron a ser ahora casi exclusivamente universitarias (88) persistieron existiendo en centros de enseñanza preescolar, tanto en la península como en las posesiones del norte de África, caso de la Estudiantina Española de Tánger (89), agrupación mixta que integró a 16 mujeres entre sus 60 componentes.

Estudiantina Española de Tánger 1951

Estudiantina Española de Tánger (1951) (88)

Asencio González (90) halló la Circular de la Dirección General de Seguridad de 10 de marzo de 1955 (BOE 18 marzo 1955, referencia Aranzadi 420) reguló el desfile de agrupaciones musicales estudiantiles. A partir de esta fecha, para que puedan actuar y desfilar en la vía pública las Agrupaciones musicales de estudiantes conocidas por "Tunas", será requisito indispensable la autorización escrita de la Dirección General de Seguridad, que únicamente se otorgará previo informe del Sindicato Español Universitario. 
Anexo a dicho documento, que deberá llevar en todo momento consigo el jefe de la Tuna, irá la relación nominal de los componentes de aquella, con expresión de domicilios y Facultades en que cursen estudios. Por los Agentes de la Autoridad se exigirá, cuando así lo considerasen oportuno, la exhibición del aludido permiso, denunciando a la Autoridad Gubernativa correspondiente las infracciones a lo anteriormente dispuesto, para su debida sanción.

Paralelamente a esta disposición para las Tunas universitarias continuaron apareciendo Estudiantinas Femeninas de Carnaval, como el caso del Carnaval de Villar de Cañas de 1958, en que un grupo de mozas se “vistió de tunos” y organizaron una "tuna femenina" dedicándose a ir de ronda por las casas (91).

Con posterioridad a 1960, gracias a la masiva incorporación de la mujer a los estudios superiores, comienza la eclosión de Tunas a la vez que se cambia la denominación “Estudiantina” por la de “Tuna”, son algunos ejemplos a ambos lados del Atlántico hasta el final del siglo XX:

  1. El 17 de diciembre de 1961 tuvo lugar la primera actuación oficial de la Tuna de la Universidad de Puerto Rico, creada mixta desde su inicio hace ya más de medio siglo, “porque a la convocatoria sólo acudieron 16 alumnos de la Universidad: 8 varones y 8 mujeres” según palabras de su fundadora, la Prof. Norma Urrutia en entrevista personal al autor de este artículo (92). Una aportación posterior de Bermarie Rodríguez Pagán durante el II Congreso Iberoamericano de Tunas reveló que poco antes (15 de diciembre) tuvo lugar una presentación pública previa (119).
  2. El 27 de marzo de 1962 la Tuna Femenina de Bilbao estaba integrada por 16 señoritas (93).
  3. El 9 de diciembre de 1962 una Tuna Femenina Estudiantil realizó una gira para recaudar fondos con fines benéficos y cosechó grandes aplausos en Bilbao (94).
  4. El 31 de mayo de 1963 ya existía la Tuna Femenina de ex alumnas del Colegio de las Esclavas de Cádiz (69).
  5. En 1964 actúa la Tuna del Colegio San Antonio de Carcaixent en los actos de las fiestas del Colegio (95).
  6. En 1964 la Tuna Femenina de Barcelona fue invitada de Honor del VII Certamen Nacional de Tunas (97).
  7. El 23 de enero de 1964 la Tuna Femenina del Colegio de Ntra. Sra. de las Escuelas Pías de las Madres Escolapias de Carabanchel participó en el homenaje al presidente de la Diputación Provincial (96).
  8. El 14 de abril de 1964 la Tuna Femenina de Barcelona fue invitada de Honor del VII Certamen Nacional de Tunas (97).
  9. El 5 de mayo de 1964 la Tuna Femenina del Colegio de la Concepción de Ceuta cantó en los actos del 75 aniversario de la llegada de las Misioneras Concepcionistas (98).
  10. El 27 de abril de 1965 amenizaba actos públicos la Tuna Femenina del Grupo Escolar Mixto Numero 1 de Coria del Río (99).
  11. En 1967 ya existía la Tuna Femenil de la Universidad Autónoma de México (69).
  12. En 1967 se crea la Tuna de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (República Dominicana) (100).
  13. El 5 de enero de 1969 la Tuna Femenina 'La Milagrosa' de Lebrija actuó en la clausura de la campaña Paz en la Tierra (101).
  14. El 11 de marzo de 1969 se crea la Tuna Femenil Azul y Oro de la Universidad nacional Autónoma de México (México) (100).
  15. El 5 de mayo de 1971 la Tuna Femenina del Colegio de San José le cantó a Carmen Polo, esposa del dictador Francisco Franco (102).
  16. El 15 de abril de 1971 se crea la Tuna Femenina Javeriana (Colombia) por iniciativa de Martha Vergara, estudiante de Comunicación Social (69,100,103).
  17. El 3 de marzo de 1972 actúa la Tuna Femenina del Colegio María Inmaculada (104).
  18. El 3 de marzo de 1972 actúa la Tuna Femenina del Colegio La Salle (105).
  19. El 5 de enero de 1976 la Tuna Femenina 'La Milagrosa' del Asilo San Andrés amenizó la Cabalgata de Reyes de Lebrija (106).
  20. El 26 de octubre de 1977 se crea la Tuna Femenina de la Universidad Autónoma del Estado de México (UNAM) (100).
  21. El 16 de abril de 1982 se crea la Tuna Femenina de la Universidad de Eindhoven (Holanda) (107), popularmente conocida, tras el lanzamiento de su primer disco, como la ‘Tuniña’.
  22. Al 19 de noviembre de 1989 se crea la Tuna Femenil de Arquitectura de la UNAM (México) (100).
  23. En diciembre de 1989 se crea la Tuna Femenina de Derecho de la Universidad de Alicante, tras 1 año como Tuna Novata fue apadrinada por la Tuna de la facultad de Derecho de la Universidad de Alicante (108).
  24. El 10 de noviembre de 1992 la Tuna Femenina Madrileña se anuncia en la prensa para encontrar integrantes (109).
  25. El 31 de marzo de 1993, en un programa especial, se crea la Tuna Femenina de "Pasa la vida", integrada por componentes del equipo de "Pasa la vida", programa de TV dirigido por María Teresa Campos (110).
  26. El 23 de octubre de 1992 se crea la Tuna Femenil de la Facultad de Psicología de la UNAM (México) (100).
  27. El 7 de julio de 1993 se crea la Tuna Femenina de la Universidad de los Andes (Colombia) (100).
  28. El 19 de noviembre de 1993 se crea la Tuna de Chavalas (Puerto Rico) (100).
  29. El 16 de diciembre de 1993 la Tunas de Distrito bautizan a la Tuna Femenina de Distrito de la Universidad de La Laguna, tras un año de ser Tuna Novata (111).
  30. El 19 de abril de 1996 se apadrina a la Tuna Femenina de la Escuela Politécnica de Vilanova i la Geltrú, creada en 1992 como Tuna Pardilla. Sus padrinos fueron la Tuna de Farmacia y la Tuna Femenina de Tenerife (112).
  31. El 24 de febrero de 1994 se crea la Tuna Femenina Externadista (Colombia) (100).
  32. El 14 de septiembre de 1995 se crea la Tuna Femenil Alondras (Puerto Rico) (100).
  33. El 14 de marzo de 1996 se crea la Estudiantina Femenina Villa de Santiago (México) (100).
  34. El 15 de mayo de 1996 se crea la Tuna Femenina de la Universidad de Playa Ancha (Chile) (100).
  35. En 1998 se crea la Tuna Femenil del ESIQIE del Instituto Politécnico Nacional (México) (100).
  36. La madrugada del 8 de diciembre de 1998 la Tuna Femenina de la Universidad de Deusto participó en la noche de la Inmaculada de Sevilla (113).
  37. El 22 de agosto de 1999 se crea la Tuna Femenil de la Universidad Pedagógica Nacional (México)(100).
  38. El 17 de octubre de 1999 se crea la Tuna Femenina de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (Perú) (100).

Tunas Femeninas españolas anos60

Tuna Femenina de ex alumnas del Colegio de las Esclavas de Cádiz 1963

Tuna Femenina de ex alumnas del Colegio de las Esclavas de Cádiz (1963) (69).

Tuna Femenil de la Universidad Autónoma de México 1967

Tuna Femenil de la Universidad Autónoma de México (1967) (69).

Tuna Femenina Javeriana1971

Tuna Femenina Javeriana (1971) (69)

Tunina1982

Tuna Femenina de la Universidad de Eindhoven, la Tuniña (1982) (69) 

Tuna Femenina de Derecho de Alicante1989

Tuna Femenina de Derecho de la Universidad de Alicante (1989) (69)

Tuna Femenina de Distrito Universitario de La Laguna .1993pdf

Tuna Femenina de Distrito de La Laguna (1993) (69)

Tuna Femenina Salamanca 1994

Tuna Femenina de la Universidad de Salamanca (1994)

La ponencia Implantación de la Tuna en el Nuevo Mundo (115)presentada el 13 de abril de 2012 concluyó que las Tunas Femeninas suponen en el continente americano el 13% del total, con predominio por su localización en México, al igual que un 18% continental de Tunas Mixtas, principalmente a Expensas de las existentes en Colombia. La mayor tendencia de crecimiento en el número de Tunas Femeninas americanas lo aporta México, seguida por las Chilenas (115).... ¡todo ello sin hablar de las Tunas Femeninas en Portugal!

De esta manera, tras analizar lo más pormenorizadamente posible tanto los aspectos socioculturales y universitarios que afectaron a la mujer a lo largo de la historia como la documentación actualmente existente relacionada con las Tunas y Estudiantinas, entendemos sobradamente confirmada la afirmación de Meluk Orozco cuando señaló “… al interior de la Universidad Española hubo primero Tunas Mixtas que Tunas Femeninas y éstas sólo se consolidaron hasta que hubo un número suficiente de estudiantes que las conformaran y cuando los cambios sociales permitieron una variación de los roles antes impuestos, esto sólo será sobre la segunda mitad del siglo XX” (69) y constatamos el crecimiento de este tipo de agrupaciones desde mediados del siglo pasado.

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Fuentes:

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[2] Ricardo Walter Corleto Oar. La mujer en la Edad Media. Algunos aspectos. Revista Teología, nº 91, pags 655-670; diciembre, 2006.

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[4] Lara Pablos Martínez, Marta del Río García, Carlos Martínez Díaz de Corcuera. Los Diálogos de Luis Vives. 2010. Visto el 13/01/12

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[6] María José Arana. Algunos Datos de las Mujeres en la Iglesia Primitiva. Capítulo VI. Visionado el 29/10/11.

[7] María José Arana. Mujeres en la historia. Visionado el 28/10/11.

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[10] Antonio J. Ortega Bernal. La mujer en la música. Visionado el 28/10/11.

[11] Jean-Jacques Rousseau. Emilio o De la Ilustración. 1762. Visionado el 29/10/11.

[12] Mercurio de España; pag 278-279. Marzo, 1784.

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[15] Alfonso Pozo Ruiz. Mujer y educación en el siglo XIX. 2011. Visionado el 01/03/2011.

[16] Marga Muñiz Aguilar. Las primeras evangélicas españolas en la universidad. Encuentro de Historiadores del Protestantismo en España. 07/12/1997. 2012

[18] Antonio J. Ortega Bernal. La mujer en la música. Visionado el 28/10/11.

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[21] Exposición Virtual de la BNE "Europa en papel".  Vista el 08/11/11.

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[24] Gregorio Marañón. Tres ensayos sobre la vida sexual. pp. 68-69. Madrid, 1926.

[25] Salvador de Madariaga, Anarquía o jerarquía.  3ª ed., pp. 287. Editorial Aguilar, 1970.

[26] Evolución económica y social 1939-1959. La autarquía de posguerra. 2011.

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[147] Valencia Rosas, J. Foto original de la Estudiantina del Hospicio de Guadalajara (1905), coleccion particular. Usada con permiso. Munguía Tiscareño, MG. Historia y trascendencia de las Tunas Femeninas en México. Ponencia al III Congreso Iberoamericano de Tunas. 31-03-2016.

[148] El Abogado Cristiano Ilustrado. 02-01-1908. En: Munguía Tiscareño, MG. Historia y trascendencia de las Tunas Femeninas en México. Ponencia al III Congreso Iberoamericano de Tunas. 31-03-2016.

[149] Munguía Tiscareño, MG. Historia y trascendencia de las Tunas Femeninas en México. Ponencia al III Congreso Iberoamericano de Tunas. 31-03-2016.

[150] Contrato para maestras en Castilla - La Mancha. 1923. Visionado el 16-03-17.


Publicación: 03/02/13         Actualización: 16/03/17