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El Colegio Mayor Ntra. Sra. de Guadalupe y su Tuna en 1950

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Félix O. Martín Sárraga


Todo señala que el origen de los Colegios Mayores europeos fue el Colegio Español que fundara en Bolonia el cardenal español Gil de Albornoz según testamento de 1364. Sus Constituciones y organigrama interno fueron copiadas e imitadas en Francia, Inglaterra y España: sus colegiales vivían en comunidad y elegían a su propio rector y a los cargos directivos del Colegio.

 

Beca del Colegio Ntra Sra de GuadalupeEl rey Fernando VII dio nuevo hálito a los Colegios Mayores tras la Guerra de la Independencia para enfrentar los problemas planteados por la enseñanza y solventar la necesidad de formar gente preparada para las tareas administrativas, técnicas y políticas de España. Se reformaron dejando sin efecto el decreto de Carlos IV y ordenó el restablecimiento de los Colegios de San Bartolomé y del Arzobispo, dando paso el 6 de febrero de 1816 a la redacción de un Reglamento de 37 artículos para los Colegios Mayores elaborado por una junta técnica y asesora nombrada por el rey. A pesar de ello y del interés real, el elevado número de solicitudes para ingresar en los Colegios, su actividad interna no fue ni sombra de la mantenida en el pasado, arrastrando sus colegiales una vida lánguida y precaria a pesar de los decretos de 1830 y 1831.

Un nuevo intento de arreglar su problemática tuvo lugar con la Real Orden de 1 de agosto de 1846, creándose la Junta Administradora de los Colegios pero, en palabras de Carlos Eguía, “la Junta así constituida liquidó los Colegios en lugar de administrarlos”, pasando sus archivos y libros a la Universidad y los ornamentos sagrados al obispado para, finalmente, las leyes desamortizadoras promulgadas después consumar la expoliación y despojo iniciados. Dichas leyes confundieron los bienes de los Colegios con los de la Universidad, por lo que al considerarlos como pertenecientes a Instrucción Pública superior, el fruto de los ingresos resultantes pasó al Estado.  Esto se vio amparado por la ley de 1 de mayo de 1855 mediante la cual se vendieron a la Universidad fincas rústicas y urbanas valoradas en 1,250.000 pesetas, que fueron incautadas por el Estado para amortizar la deuda pública. A partir de entonces, suprimidos los Colegios Mayores, se construyó la Universidad siguiendo un sistema centralista de influencia napoleónica.

En 1876 se sustituyó la Junta Administradora de los Colegios por la Junta de Colegios Universitarios de Salamanca que, bajo la inspección y protección del Ministerio de Fomento, estaba encargada de su administración económica y régimen literario. Inicialmente la Junta se ocupó de los Colegios Menores fijando las condiciones y requisitos necesarios para obtener becas en cada Colegio de acuerdo con las intenciones de su fundador “salvo algunas modificaciones impuestas por las circunstancias de los nuevos tiempos”, según sesión de la Junta habida el 12 de abril de 1879. También la Junta se ocupó de los Colegios Mayores de igual manera a partir de su sesión extraordinaria del 8 de junio de 1881, estableciendo becas, por oposición consistente en 3 ejercicios, en las Facultades de Derecho, Filosofía y Letras, Medicina y Ciencias, sí como señaló los derechos de los becarios, que podemos resumir de la siguiente manera:

1 – Disfrutar de la beca durante el tiempo de los estudios de Licenciatura en la Facultad respectiva.

2-  La Instrucción costeará el título de licenciado si obtuvieran el título con el grado de sobresaliente y superaran con igual nota el 75% de las asignaturas de la carrera.

3-  Se les paga el coste de la pensión durante los 9 meses del curso si, estando en el caso anterior, desean cursar estudios de doctorado y prueban tener conocimientos de francés y otra lengua viva.

4-  La Instrucción costeará el título de doctor si obtienen la nota de sobresaliente en las asignaturas de ese periodo y en los ejercicios de grado.

5-  Ser pensionado para un viaje científico al extranjero, durante uno o varios meses, tras doctorarse.

De esta manera la Junta de Colegios Universitarios de Salamanca fue la primera institución española que, desde 1886, estableció los viajes de estudio al extranjero para los doctores de probada formación, capacidad y aptitud para el estudio.

Los Colegios Mayores tuvieron un nuevo protagonismo con la formación del Sindicato Español Universitario (SEU), trazándose en su IV Consejo Nacional, celebrado en 1940, un plan de reorganización de los antiguos Colegios Mayores. El SEU, según Carlos Eguía, buscaba obtener la prerrogativa de fundar sus propios Colegios e intervenir en los que pudiera establecer el Estado y su estrategia era la de establecer residencias de estudiantes a las que aplicarían la casuística colegial, su vida y organización, en cada ciudad en las que hay Universidad adaptando los antiguos Colegios Mayores a la vida moderna. El Estado dio cauce a una legislación completa que abarcaba todos los aspectos de la fundación, organización y desarrollo de un Colegio Mayor, con lo que en 1925 y 1926 se promulgaron Reales Decretos que instituyeron un patronato de Colegios Mayores en cada Universidad y, en 1927 se extendió dicho régimen a los creados por corporaciones o asociaciones privadas. De esta manera existieron en Madrid varias residencias de estudiantes antes de 1936.

Se ha publicado que desde que se organizaron los Colegios Mayores universitarios en 1942 (Decreto de 21 de septiembre de 1942), la Universidad y la vida universitaria cobraron nueva vida, así como que la desarrollada en ellos era tanto académica como corporativa.

Al final de la década de 1950 habían cambiado sus características pero cumplía las mismas funciones que en los siglos XV y XVI, contribuyendo “a formar al hombre en todos sus aspectos y actividades, tanto intelectuales como físicas y sociales” que “venía a completar o a llenar casi totalmente el déficit acusado en la vida universitaria”.

En aquella época el paso del Bachillerato a la Universidad solía producirse entre los 18 y 25 años de edad y el 50% de estos estudiantes tenían que abandonar su lugar de origen para poder cursar sus estudios superiores.  De esta forma, en 1957 más de la mitad de los 20.000 estudiantes residentes en Madrid eran “de provincias” (no residentes de la capital), incluyendo a opositores y a los aspirantes a ingresar en las escuelas especiales. Pues bien, de todos ellos sólo un 20% podía vivir en los Colegios Mayores o en residencias de estudiantes, residiendo el resto en pensiones (como la famosa Casa de la Troya) o en casas particulares, cuyo entorno se consideraba que les “deformaba” porque no contribuía a su formación. También albergaban a graduados que preparaban oposiciones a cátedra o a organismos estatales, así como a los que trabajaban en su tesis doctoral, particularidad que conservaban desde el Renacimiento.

Los Colegios Mayores existentes en la España de 1957 eran de tres tipos: de la Universidad, del S.E.U. y privados, repitiéndose estos modelos en todas las localidades en las que había Universidad aunque sin copiar el patrón capitalino sino adaptándolo a las características de cada ciudad y sus habitantes.

 

El Colegio de Nuestra Señora de Guadalupe

Colegio Ntra Sra de Guadalupe  fachada - 1950

Fundado por el Instituto de Cultura Hispánica en el número 65 la madrileña calle Donoso (foto de la derecha) permanece, “en la conciliación de la libertad, la iniciativa y la responsabilidad individuales”. En los años ’50 del siglo pasado existía en él los colegiales intervenían activamente tanto en su vida interna como en su gobierno, en el que colaboraban mediante la elección, entre ellos, de 10 decanos. Lamentablemente al escribir estas líneas no hemos hallado relación alguna de la identidad de estos decanos, sólo que en 1950 uno de ellos fue el puertorriqueño Borrás, estudiante entonces de segundo curso de Medicina que compatibilizaba sus estudios con el deporte y de quién se publicó que era “uno de los más completos colegiales del Guadalupe”.

Col Guadalupe - colegiales x naciones

Según Navarro y Niño, durante el primer periodo de funcionamiento del Colegio, al menos hasta su traslado a la Ciudad Universitaria, casi todos los colegiales eran licenciados que realizaban estudios de postgrado, y la mayoría habían obtenido beca del Instituto de Cultura Hispanoamericana. El Colegio, en palabras de estos autores, era también sede de varias asociaciones estudiantiles hispanoamericanas apoyadas por el Instituto y cuyos presidentes eran colegiales del Guadalupe, habitualmente integrantes de la Junta de Decanos.

La primera noche del ingreso de cada escolar los colegiales sometían al novato a un ‘Juicio de Recepción’. El tribunal, constituido por un presidente, dos vocales, un fiscal, un defensor y un escribano, se revestía de gran seriedad y presentaba una extraña indumentaria. Solía comenzar con la participación de su presidente, que formulaba las ‘preguntas generales de la ley’, luego el fiscal interrogaba y, tras él, los colegiales asistentes comenzaban el ‘examen’ formulando las más disparatadas y divertidas preguntas cuyo repertorio fue amplio, pudiendo abarcar desde “los sistemas de drenaje de la ciudad de El Cairo” hasta “la influencia de Jorge Negrete en la culinaria azteca”. Nunca faltaba el humor y suponía una buena ocasión para que el novato que sufría esta novatada mostrara a sus futuros compañeros sus dotes de sociabilidad, ingenio, paciencia a la vez que sus cualidades dialécticas… patrón que siguieran luego los exámenes de ingreso a las Tunas Universitarias.

Examen al colegial  novato en el  Colegio Ntra Sra de Guadalupe - 1950

Examen al colegial novato en los primeros años del Colegio Ntra Sra de Guadalupe

Colegio Ntra Sra de Guadalupe  decanos - 1950

Decanos en 1950

Hab de hnos de la RivaLas habitaciones carecían de lujo pero aportaban todo lo que el colegial necesitaba. Cama, armario, estantería, mesa y silla eran el mobiliario en que pasaban sus largas horas de estudio, viéndose personalizadas no sólo por los libros sino por elementos personales que recordaban a su ocupante su lugar de origen así como por elementos a los que recurría durante sus horas de ocio. En la foto de abajo vemos la habitación de los hermanos Riva Agüero, en la que luce un afiche que les recuerda al Perú. Uno de ellos era aficionado a la pintura en se observan tres obras suyas (dos en lo más alto de la estantería y la tercera sobre el armario, del revés, tras su paleta de pintor). El otro José de la Riva Agüero, se hallaba en 1950 finalizando sus estudios en Derecho y formaba parte de la Tuna de dicho Colegio Mayor, muestra de lo cual es el estuche de su guitarra sobre el armario y la pandereta decorada que se halla compartiendo la pared de la izquierda de la imagen. A la izquierda vemos otra posible instantánea de la habitación de los hermanos de la Riva Agüero con el pintor en plena creación artística (bases del comentario: parece que el armario y los libros del soporte medio de su estantería coinciden con la foto inmediatamente inferior a este comentario; igualmente presenta cuadros sobre el armario que, lamentablemente, taparían el afiche del Perú).

Colegio Ntra Sra de Guadalupe  habitacion - 1950

Su biblioteca no era entonces muy completa ni grande, pero que iba en aumento creciente y estaba dedicada preferentemente a la producción editorial de los países de habla castellana. En ella ocasionalmente los colegiales recababan la presencia de profesores universitarios para ayudarles en sus sesiones de estudio y en sus paredes aparecían los nombres de los colegiales que habían alcanzado el grado de doctor y licenciado debajo de sendos vítores, leyéndose en las fotos de este artículo las siguientes relaciones tras 3 años de su fundación:

Doctores: Agustín Basave, Antonio Soto, César Lanfranchi, Carlos Molina, Enrique Torres Losa, Leónidas Sobrino Porto y Vicente Sobrino Porto.

Licenciados: Javier M. de Velasco*, César Carrillo, Rodrigo E. Carvajal, Juan A. de Luís, Hugo D. Marconi, Tomás Ducay, Conrado Iriarte, Antonio Zaclul, Juan A. Read y Guillermo Córdova. (*) Quizas se refiera al colegial Martínez de Velasco cuya foto aporta el trabajo de Navarro y Niño.

Colegio Ntra Sra de Guadalupe biblioteca - 1950

Imágenes de la biblioteca en 1950 con sus vítores

Uno de los puntos de necesario encuentro era el comedor, en el que todo nos hace pensar que no fue fácil adaptar el menú diario a los gustos propios de colegiales procedentes de 20 países. Peruanos y mexicanos echaban de menos el ají y el chile respectivamente de la misma manera que los argentinos añoraban los enormes 'bifes' a los que estaban acostumbrados y los puertorriqueños sus habichuelas con ají dulce y 'recao', quedando forzosamente inmersos en platos de la gastronomía española como fueron el cocido madrileño, el pote gallego y la paella valenciana.

Meouchi y Goitisolo

Edmundo Meouchi Meouchi (izq.), posiblemente el primer mexicano becado por una Tuna española, con José Agustín Goytisolo

Col Guadalupe - tarea cultural

Durante los años en que el Colegio estuvo en su sede inicial hubo colegiales que destacaron en el aspecto literario, destacando Navarro y Niño a:

Eduardo Cote Lamus: Colombiano que obtuvo el premio a la poesía de la joven literatura de la editorial Janés por su primer libro (1953) titulado 'Salvación del recuerdo'.

Juan Goytisolo: Dominicano que obtuvo el mismo premio en la rama de novela por 'El mundo de los espejos'.

Fernández Spencer: Dominicano que obtuvo el premio 'Adonais' por el libro que publicara en 1952.

José Ángel Valente: Obtuvo el premio 'Adonais' opor 'A modo de esperanza'.

José Agustín Goytisolo: Accésit al premio 'Adonais' por 'El retorno'.

Martínez Rivas: Que estaba a punto de publicar 'La insurrección solidaria'.

Otros colegiales que destacaron fueron: Rafael Gutiérrez Girardot (que luego sería catedrático de Literatura Hispánica en la Universidad de Bonn), Hernando Valencia (crítico literario), Jorge Gaitán (autor de 'Asombro') y un grupo de poetas nicaragüenses entre los que se encontraban Ernesto Cardenal (que había editado ya 'La ciudad deshabitada') y Ernesto Mejía (que luego sería Embajador se Nicaragua en España).

Finalmente, pero no por ello lo menos importante, el Colegio dispuso de su Tuna. Constituida en el verano de 1947, fue importante en su creación y desarrollo el Instituto de Cultura Hispánica (fundador del Colegio) porque, en palabras de Fernando Álvarez, el Instituto consideraba “que la tuna sería un excelente vehículo para participar en la vida española y por ello aceptaron patrocinar y auspiciar a aquella incipiente tuna que se llamaría “Tuna Iberoamericana" y que comenzó a ensayar en un local que tenía referido Instituto”.

Colegio Ntra Sra de Guadalupe tuna 2 - 1950

Su primera actuación tuvo lugar el 12 de octubre de 1948 en el salón de actos del Instituto Ramiro de Maeztu con motivo de la festividad de la patrona del Colegio. Sus primeros integrantes hispanoamericanos, según el anteriormente citado autor, fueron:

Colegio Ntra Sra de Guadalupe  tuna 1 - Mvndo Hispanico feb. 1950. pp. 14

Vitín Cardona (puertorriqueño)

Vicente Mendoza Nava (boliviano)

Manuel Jiménez Carrascosa (boliviano)

Liedo Maranhao (brasileño)

Wilfredo Dalmau (peruano)

Alfredo Sarmiento Puente (peruano)

José de la Riva Agüero (peruano)

Edmundo Meouchi Meouchi (mexicano; aparece tocando la guitarra en la foto de la izquierda)

Julio Louredo del Solar (peruano)

La Tuna Guadalupana, según testimonio publicado por Navarro y Niño, participaba en los actos del 12 de octubre (entonces llamado 'Día de la Raza') y a las 7 de la mañana recorría los pasillos cantando 'Las mañanitas'.

TH 

Tuna Hispanoamericana en 1947

Lució su beca colegial de color azul, cuyo uso posteriormente fue copiado por las Tunas Universitarias y las del SEU, haciéndose famosa no sólo por sus discos sino por sus viajes a Puerto Rico en la década de 1960, capítulo de su vida que fue abundantemente tratado por Fernando Álvarez en su conferencia presentada al I Congreso Iberoamericano de Tunas celebrado en Murcia (España) en 2012.

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Agradecimientos:

A Mª Guadalupe Munguía Tiscareño, por las fotos y datos de Edmundo Meouchi que hallara en el Depósito digital de documentos de la UAB así como por el monográfico de Concepción Navarro y Antonio Niño.

Tablas:

Concepción Navarro y Antonio Niño. La casa matriz del sueño hispánico. El Colegio Hispanoamericano Nuestra Señora de Guadalupe 1947-2009. En: http://eprints.ucm.es/14063/1/C_M_Guadalupe%5B1%5D.pdf. Visto el 28/09/14.

Imágenes:

El ‘Guadalupe’ es así. Mvndo Hispánico. Febrero, 1950.

Colegios Mayores. Colección ‘Temas españoles’. Editorial Publicaciones Españolas. Madrid. 1957.

Universitat Autònoma de Barcelona. Depósito digital de documentos de la UAB. En: http://ddd.uab.cat/record/80825?ln=ca. 2014.

Concepción Navarro y Antonio Niño. La casa matriz del sueño hispánico. El Colegio Hispanoamericano Nuestra Señora de Guadalupe 1947-2009. En: http://eprints.ucm.es/14063/1/C_M_Guadalupe%5B1%5D.pdf. Visto el 28/09/14.

Fernando Álvarez Álvarez. La Tuna Hispanoamericana, pionera en viajar a América. Conferencia presentada en el I Congreso Iberoamericano de Tunas. Centro Cultural Puertas de Castilla. Murcia, 12 de abril de 2012.

Fuentes:

Carlos Eguía. Colegios Mayores. Colección ‘Temas españoles’. Editorial Publicaciones Españolas. Madrid. 1957.

Concepción Navarro y Antonio Niño. La casa matriz del sueño hispánico. El Colegio Hispanoamericano Nuestra Señora de Guadalupe 1947-2009. En: http://eprints.ucm.es/14063/1/C_M_Guadalupe%5B1%5D.pdf. Visto el 28/09/14.

El ‘Guadalupe’ es así. Mvndo Hispánico. Febrero, 1950.

Fernando Álvarez Álvarez. La Tuna Hispanoamericana, pionera en viajar a América. Conferencia presentada en el I Congreso Iberoamericano de Tunas. Centro Cultural Puertas de Castilla. Murcia, 12 de abril de 2012.


Publicación: 27/09/14          Actualización: 28/09/14