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TUNAE MUNDI
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¿Qué fue "correr la tuna"?

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Félix O. Martín Sárraga


Mucho se ha hablado sobre la costumbre estudiantil de "correr la tuna" sin definirse ni vincularse al entorno temporal en el que se desarrolló. Para contemplarla debidamente es importante recordar que en el Antiguo Régimen "tuno" era "la palabra usada en el dialecto colegial [germanía] para referirse peyorativamente al manteísta, desde el siglo XVII" y, siempre en léxico de germanía, pasó a designar  -al parecer tras la primera mitad del siglo XVIII- al "integrante de las cuadrillas que corrían la tuna o estudiantes de la tuna" (1). 

Por otra parte también es necesario tener presente que la palabra "tuna" apareció por primera vez en la historia en el "Tesoro de las tres lenguas francesa, italiana y española", diccionario escrito por Vittori Girolamo en 1609, como sinónimo de "higo de la higuera de la India" [fruto del nopal], luego apareció en el "Vocabulario Portuguez e Latino" escrito por Raphael Bluteau en 1713 para significar "andar maganeando" [andar vagando en vida holgazana, sin rumbo; el que tiene malicia"] y no fue hasta 1739 cuando apareció por primera vez en un medio español, el "Diccionario de la lengua castellana" de la Real Academia Española para decir "el fruto de la higuera de la India, y también se llama así al mismo árbol;  "andar vagando en vida holgazana, libre y de lugar en lugar" (2).

Ya dijimos junto a Asencio González en 2014 que "correr la tuna" era el "medio que permitía la subsistencia del estudiante durante el periodo de vacaciones" (1), así como que estas cuadrillas constituian "la aristocracia de los picaros" y estaban conformadas tanto por verdaderos escolares como por  vagos, tahures, mendigos y pícaros de profesión. En estudios posteriores el autor de estas líneas ha hallado más proporción de personas sin estudios (2) que de escolares, destacando la proporción de barberos (3).

Estudiantes corriendo la tuna en 1843 - El Laberinto pp 55 16-12-1843

Estudiantes corriendo la tuna (A)

Es imperativo recordar que sólo podía correrse la tuna en época de vacaciones y debía hacerse por vía recta desde su casa del escolar a la Universidad para incorporarse al curso por San Lucas y de ésta a su domicilio cuando finalizaban las clases por San Juan porque en caso contrario perderían el 'fuero académico' (que les permitía ser juzgados por el Rector y no por la Justicia orginaria, logrando así una casi total impunidad a sus fechorías) y serían llevados a servir a la marina o al ejército (1).

Estudiantes de la tuna viajando con arrieros Dore 1872

Estudiantes de la tuna viajando con arrieros (B)

Sobre el momento de la desaparición de esta costumbre sólo hemos hallado referencias de tres autores: Puentes y Ponte (5) afirmó que se había perdido la costumbre de "correr la tuna" en 1836, Amador de los Ríos (6) sostuvo que se mantuvo hasta 1845 y Julio Monreal (7) publicó en 1879 que se había acabado "para siempre". Es importante recordar que fue en este entorno temporal -según investigaciones de Asencio González- cuando, el 16 de septiembre de 1837 un Decreto de las Cortes firmado por la reina Isabel II derogó definitivamente el "fuero académico", perdiendo los escolares todo amparo pues si el delito se hubiera realizado en la Universidad, el Rector debía detener al escolar, instruir el sumario o y asarlo al juez competente de la Justicia ordinaria (que era quien lo habría de juzgar también si la infracción se hubiera cometido fuera de la Universidad). 

Resulta especialmente interesante lo que en 1879 decía Monreal sobre "correr la tuna" (7):

  • "Cosas existen, sin embargo, que aún antes de fenecer, pasan por tales transformaciones que es poco menos que si se hubiesen acabado. Una de estas cosas es la vida estudiantil, aquella que en tiempos pasados constituía lo que se llama la 'Tuna' merced a la maleante y apicarada condición que, por regla general, acompañaba a los alumnos de Minerva [diosa romana de la sabiduría] que por tradición y costumbre era tal que, en las aulas, más que estudiar las ciencias, parece que se congregaban a cursar todo linaje de travesura y a idear el medio de tener carta blanca para cuantos desaguisados, embelecos y tracamundanas [trueque de cosas de poco valor] levaban a término.....". Con estas líneas se evidencia, en palabras de Monreal, que el concepto de "tuna" sufrió transformaciones a partir de su connotación pícara y maleante -al parecer entre los propios integrantes de dichas cuadrillas- antes de desaparecer.
  • "A la par que Galeno y Baldo, cursaban el 'baldeo' [la espada, en lengua de pícaros] y 'rodancho' [el broquel -pequeño escudo- en lengua de pícaros], y aún cuando no eran bachilleres por obra de los primeros, estaban graduados de doctores por gracia de los segundos, y santificados con el 'per signum crucis' de alguna cuchillada que en sus nocturnas excursiones les había alcanzado". Este contenido nos aporta el carácter pendenciero, nocturno y buscapleitos de quienes conformaban las cuadrillas que corrían la tuna.
  • "Por fin vino un día funesto para la 'tuna'. Mandóse, de órden superior, suprimir los tricornios, manteos y sotanas [referencia a la abolición de la vestimenta estudiantil por la regenta María Cristina en 1835], y por más que diga el refrán que 'el hábito no hace al monje', desde aquella fecha perdieron los escolares sus mas antiguas tradiciones".... "Las costumbres pasan con los tiempos y no es posible resucitarlas.... Los manteos, sotanas [lobas] y tricornios concluyeron [desaparecieron] y con ellos acabó también para siempre lo que se llama 'correr la tuna'". Claro y demoledor testimonio de lo que había sucedido 44 años antes en España.

Las investigaciones realizadas por el autor señalan que la fecha de desaparición de esta costumbre estudiantil fue en el entorno de 1855, año de promulgación de la Ley General de Ferrocarriles y en el que la España peninsular ya contaba con miles de kilómetros de vía férrea, cuando era mucho más rápido y seguro subirse a la carrera a un vagón del tren que arriesgarse a realizar el viaje en compañía de los tahures, ladrones y otras gentes de mal vivir que solían acompañar a los arrieros (8). 

El lector, conocedor de que no fue sino durante el periodo comprendido entre las décadas de 1870 y 1930 cuando las Estudiantinas conformadas por verdaderos estudiantes comenzaron a cambiar su denominación por la de "Tuna" así como a vincularse a un Centro Académico, apreciará la no continuidad temporal entre la costumbre de correr la tuna con la aparición de las Tunas Universitarias, diferencia que también se evidencia cuando se valoran las características de uno y otro tipo de agrupación, pero de eso ya hemos hablado antes.

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Imágenes:

A) El Laberinto. 16-12-1846. Pag. 55.

B) Davilier, CH. y Doré, G. Spain. Bickers & Son. Leicester Square, London. 1881. 

Fuentes: 

  1. Martín Sárraga, FO y Asencio González, R. Diccionario histórico de vocablos de Estudiantinas y Tunas, así como de escolares del Antiguo Régimen. TVNAE MVNDI y Facultad de Medicina de la Universidad de Murcia. 2014. Pag. 66 y ss.
  2. Martín Sárraga, FO. Tuna, significado del vocablo a través del tiempo. Conferencia impartida en el V Seminario sobre el Buen Tunar. La Serena, Chile. 30-01-2015.
  3. Martín Sárraga, FO. No todos los integrantes de las cuadrillas que "corrían la tuna" en el siglo XVIII eran estudiantes. TVNAE MVNDI. 10-11-2012.
  4. Martín Sárraga, FO. Un artículo de 1848 refería la presencia de barberos entre los "estudiantes de la tuna". TVNAE MVNDI. 30-01-2016.
  5. Fuentes y Ponte, J. Murcia que se fue. Imprenta de la Biblioteca de Instrucción y Recreo. Madrid. 1872.
  6. Amador de los Ríos, J. Historia crítica de la literatura española. Tomo IV. Madrid. 1863.
  7. Monreal, J. Correr la tuna. Almanaque de la Ilustración. 1879.
  8. Martín Sárraga, FO. Mitos y evidencia histórica sobre las Tunas y Estudiantinas. Editorial Cauces. Lima, 2016.

Publicación: 29/05/18