José Luís Campo Landa. Tuno, Catedrático y artista polifacético
Félix O. Martín Sárraga
Intenté varias veces que me recibiera para hacerle una entrevista pero no tuve el placer de conocerlo porque cuando pude contactar con su esposa, Dª Norma Urrutia, sus problemas de salud impidieron que pudieran recibirme en su casa. Los datos e imágenes aquí ofrecidos proceden de la generosa amistad que me brinda su viuda desde hace un puñado de años.
José Luís nació en Madrid en 1935. Ingresó en la Tuna Hispanoamericana del Colegio Mayor Nuestra Señora de Guadalupe de Madrid a los 20 años, donde se le conoció como "El Rascón" porque pasaba todo el tiempo rascando las cuerdas de su laúd. Su tesitura vocal era la de un bajo muy bajo, de esos que escasean en cualquier Tuna.
Entre los años 1955 y 1961 viajó con su Tuna por España y Europa, mientras estudiaba Ingeniería Industrial en el Colegio de Peritos Industriales de Madrid. Finalizada su carrera, ejerció como Ingeniero Jefe de varias oficinas industriales en Madrid entre 1958 y 1962. Entre diciembre 1961 y febrero 1962 visitó Puerto Rico y Nueva York con su Tuna, coincidiendo en aquellas Navidades con la primera actuación de la Tuna de la Universidad de Puerto Rico sobre el 19 de diciembre de 1961.
Conoció a Norma Urrutia, profesora de Literatura Hispánica en la Universidad de Puerto Rico en ese primer viaje de la Tuna Hispanoamericana a Borinquén, quien fundara de la Tuna UPR en agosto de 1961 y es actualmente la Tuna mas antigua del continente con actividad continuada.
Norma Urrutia rodeada por la Tuna Hispanoamericana y con Alberto Álvarez (Jefe entonces de la Tuna) y José Luís a ambos lados
En 1962 contrajeron matrimonio en Madrid y luego establecieron su residencia en Puerto Rico. En diciembre de 1963 logró auspiciadores para un segundo viaje de la Tuna Hispanoamericana a Puerto Rico que más que por interés cultural se debió a Cupido, pues varios tunos terminaron casándose con puertorriqueñas.
Trabajó en proyectos de oficinas industriales hasta 1964, cuando fue contratado como Catedrático Asociado de Física en la Facultad de Ciencias Naturales de la UPR. En diciembre de 1963 logra auspiciadores para un segundo viaje de la Hispanoamericana a Puerto Rico. En 1965, siendo ya profesor universitario, dirigió por un corto tiempo la Tuna de la UPR.
Sólo su familia y conocidos más allegados fueron testigos que la faceta bohemia de su alma de tuno derivó hacia actividades para la comunidad y otras áreas del arte (música, pintura, escultura, literatura...). Coleccionó instrumentos, incluyendo el piano, acordeón, violín, ocarina, armónica y flauta, tocándolos todos "de oído".
Zona de la biblioteca de su casa (construída por José Luís) en la que se ve parte de sus instrumentos
En momentos de especial inspiración de la década de 1960 pintó cuadros y murales sobre temas religiosos, de tauromaquia, de pescadores, Quijotes y más; también realizó esculturas en hierro y bronce.
La última cena. Acrílico sobre madera pintado por José Luís en 1964.
José Luís colocando pan de oro en un mural que pintara en 1968 en la Iglesia de Santa Gema (Carolina, Puerto Rico).
En el centro se colocaría una cruz de hierro con escultura del Crucificado, también hechos por él.
Construyendo la casa de la finca con José Luís, uno de sus hijos
En la misma década quiso mostrarle a sus hijos la maravilla que supone la observación del espacio, para lo que no dudó en contruir su propio telescopio con el que pudo mosttrarles no sólo los cráteres de la Luna sino hasta los anillos de Saturno.
Telescopio fabricado por José Luís
Durante 1979 y 1980 José Luís colaboró con la edición de "El Púlpito", publicación periódica de la Tórrida Archicofradía de Tunantes Iberófilos (T.A.T.I.).
Norma Urrutia y José Luís con un ejemplar de "El Púipito".
Ya en la década de 1980 esctibió las setecientas páginas de su novela "El país de los ciegos", haciendo también incursiones en la narrativa como "El abuelo y el güisqui". También gustaba de restaurar autos antiguos.
Izqda.: Antes. Drcha.: Después.
En la década de los '90 se aficionó por la apicultura, teniendo unas nueve cajas en las que mimaba a "sus queridas abejas", procesando luego la rica miel obtenida del polen de las flores silvestres del campo boricua.
Félix O. Martín Sárraga
Publicación: 03/03/18