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Siglo XIX

Un marco sociocultural irrepetible determinó la creación de la tuna

Félix O. Martín Sárraga

ORCID 0000-0001-7451-0984

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No tener en consideración el contexto de acontecimientos previos y coetáneos al publicar contenidos relacionados con el pasado de la tuna lamentablemente es algo frecuente que, además, impide conocer las posibles relaciones de causalidad entre la aparición de una determinada estudiantina o tuna con sucesos acontecidos en su entorno. Dicho de otra manera, enumerar datos inconexos de una agrupación sólo acredita su existencia en ese periodo temporal, pero generalmente no explica la causa de su creación (frecuentemente aportada por el contexto) ni su continuidad (que requiere documentación que acredite su actividad mes tras mes y año tras año).

Nos centramos ahora en conocer el periodo histórico previo a la aparición de las estudiantinas/tunas, en el que una sociedad impregnada de pobreza cuestionaba el absolutismo, buscaba abolir las desigualdades y propició en 1789 la caída del Antiguo Régimen. Los estratos más bajos de la sociedad estaban ocupados por los más desamparados entre los que cabe destacar a los pobres de solemnidad, sin olvidar que entre ellos hubo niños (tanto huérfanos y como hijos de familias pobres) y otros colectivos (enfermos, tullidos, viudas...) que se vieron forzados a recurrir a la mendicidad (1).

Pobres de Solemnidad 1883 doreGustave Doré. (1883). Pobres de solemnidad.

Mendigos en la catedral de Sevilla 1880 de Viajes ilustrados de HW BatesMaría Fernández Ugarte nos habló así de este momento histórico (2):

La miseria es una situación que acompaña a buena parte de la sociedad del Antiguo Régimen; entendiendo por miseria un escalón por debajo de la pobreza. Esto es, la marcada inestabilidad de aquella estructura social hacía que cualquier contratiempo económico provocara una caída en cadena en la escala social.

[…]

Quiere decirse con ello que los que tenían un buen pasar podían acabar en notoria penuria, los que luchaban con estrecheces caían en la pobreza, y los pobres se derrumbaban en la mayor de las miserias; sólo así puede comprenderse que ocurriera algo tan doloroso -y con relativa frecuencia- como es el que unos padres se vean obligados a abandonar uno de sus hijos, bajo la presión de la más completa de las indigencias: antes de ver morir a su hijo de inanición prefieren entregarlo a la Inclusa.

(Fernández Ugarte, 1986)

(Imagen lateral: H.W. Bates. 1880. Mendigos en la catedral de Sevilla. En: Viajes ilustrados) 

La asistencia sanitaria al final de este periodo era altamente deficitaria como consecuencia de un insuficiente número de profesionales con una preparación adecuada, déficit que era más evidente en zonas rurales (3). Esto, junto a la dispersión de la población, determinó que fuera poco operativa y que la asistencia recayera en una beneficencia pública sustentada por la caridad religiosa y particular (4). Desde la Universidad de Murcia, Ángel Pascual Martínez Soto describe de la siguiente manera la asistencia en el tránsito del antiguo régimen al liberalismo (5):

A finales del siglo XVIII la ausencia de un aparato asistencial estatal se cubría con el recurso al complejo sistema caritativo dirigido por la Iglesia (obispados, capítulos catedralicios, monasterios y conventos, parroquias, etc.) e indirectamente por medio de una tupida red de asociaciones caritativas. Un sistema de hospitales, que conjugaban el tratamiento clínico y el asilo, daban cobertura a los enfermos pobres y asistencia a las víctimas de las crisis. La financiación de este entramado se realizaba a través de rentas de capitales constituidos al efecto y que se gestionaban por patronatos creados por los fundadores, también por medio de limosnas, donaciones, legados píos, etc., todos ellos controlados por las jerarquías eclesiásticas.

En la última década del siglo XVIII los fundamentos financieros de este sistema comenzaron a hundirse. La fiscalidad y la presión de una pobreza en aumento dificultaron que la Iglesia y sus asociaciones de caridad pudiesen mantener las condiciones del “contrato social con los pobres”. La persistencia de la crisis, el hundimiento de las limosnas, la obligación de la Iglesia de concurrir con donativos voluntarios a la amortización de la deuda y los inicios de los procesos desamortizadores, terminaron por colapsar la estructura asistencial-caritativa. Este sistema sufrirá un ataque definitivo cuando se organice el Estado liberal, iniciándose una etapa de transición que llevaría desde la caridad, como eje de la asistencia social, y del mutualismo gremial de fundamento religioso, como forma de previsión, a la beneficencia pública y la filantropía.

(Martínez Soto, 2018)

El reinado de Fernando VII fue el heredero forzoso de esta situación del Antiguo Régimen. La Iglesia mantuvo su enorme poder e influencia, considerándose que la caridad era un acto de amor al prójimo que acercaba el alma a la salvación y favorecía el mantenimiento de las instituciones de beneficencia (6). Por otra parte la elevada precariedad de la Hacienda española, muy debilitada por los conflictos bélicos y la irregular llegada de la flota de Ultramar debido a la acción de filibusteros y corsarios (7), impedía hallar una solución al problema. Esta realidad contrastaba con la vida de las altas esferas españolas que, en Madrid, acudía cada vez más frecuentemente a los conciertos públicos que se ofrecían en los salones de los cafés, que se erigieron en uno de los principales entornos públicos para las relaciones sociales en la época porque fueron hervideros de opinión y sede de tertulias (8). Entonces fue cuando los conciertos adquirieron las connotaciones culturales que perviven hasta nuestros días y que hacen que ir a una ópera o escuchar un concierto se convierta en un rito social (9), signo de la melomanía que imperaba en toda Europa.

No hemos de olvidar que durante su reinado tuvo lugar la Guerra de Independencia generada por la invasión de las tropas napoleónicas y que, en el último reducto no ocupado por los franceses, la Cortes de Cádiz promulgaban el 19 de marzo de 1812 una Constitución de corte liberal que instauraba la monarquía constitucional y reconocía como ciudadanos españoles a los criollos, mestizos e indios, adquiriendo con ello los mismos derechos y libertades para los españoles nacidos en América y en Europa (10). La antigua nobleza antiguorregimental se sumó pasivamente al cambio político y social, aprovechando la situación para consolidarse como clase dominante a la vez que establecía lazos con la burguesía emergente en momentos de una situación económica difícil de las décadas subsiguientes, caracterizada por la caída de las rentas e ingresos (11).

Tras su fallecimiento llegó el reinado de Isabel II (1833-1868), que comenzó con una guerra civil, la primera guerra carlista (1833-1840), y cuyos gobiernos sufrieron revueltas, pronunciamientos y revoluciones. Por ser menor de edad, su reinado comenzó con la regencia de su madre, María Cristina de Borbón Dos Sicilias, amante de la música que se propuso modernizar el país. Buscó homologar Madrid con otras grandes ciudades europeas mediante medidas que incidieron en sus edificaciones, vías de comunicación, alumbrado, distribución de agua y transportes, convirtiéndose en un destino preferido para una fuerte burguesía a la que se sumó la nobleza periférica (12). También la reina regenta promovió las nuevas tendencias melódicas y la mayor vida sociocultural con el Real Decreto de 1839 sobre el asociacionismo, que determinó la creación de liceos, salones de baile (13) y sociedades filarmónicas (14).

El reinado de Isabel II estuvo impregnado por la melomanía, que llevó a finalizar la construcción del Teatro Real en 1850 y su consideración como uno de los principales teatros europeos (15), y por un costumbrismo que determinó que España fuera el destino por excelencia de autores extranjeros seducidos por la literatura española del Siglo de Oro y creer que era un país anclado en el ayer (16). También entonces, gracias a la liberación de las fiestas de máscaras en 1834 (17), nació la estudiantina carnavalesca, antecedente de la tuna universitaria.

Su reinado sufrió hambrunas (1837 y 1857)(18), epidemias de cólera (1834-1836, 1854-1855, 1859-1860 y 1865-1866) (19), de fiebre amarilla (1862-1863) (20) y dos guerras carlistas (1833-1840 y 1846-1849), dificultando la creación de estudiantinas. A pesar de la inestabilidad sociopolítica, las hambrunas, la pobreza, los enfermos afectados por las epidemias, los heridos de las guerras, así como las viudas y huérfanos derivados de ello fueron los motivos que suscitaron, en una sociedad española impregnada de los valores y postulados difundidos por la Iglesia, la creación de las primeras estudiantinas postulantes que recabaron fondos y recursos materiales para aliviar sus penurias: 2 durante la regencia (1 de ellas académica) y 19 en la edad adulta de la reina (6 de ellas académicas y otras tantas no identificadas) (21).

Estudiantinas de Madrid postulando para las victimas de la Galerna del Cantabrico La Academia. 15 05 1878. Pag. 1 min 1

Estudiantinas de Madrid organizándose para postular para las víctimas de la galerna del Cantábrico (22)

La tendencia de creación de estudiantinas académicas aumentó durante la Restauración al igual que su actividad filantrópica, disminuyeron las creadas a partir de otros estratos de la sociedad (23), calaron en el costumbrismo del cambio de siglo (24) y consolidaron su imagen filantrópica que les dio elevado prestigio social (25).

Costumbrismo Fiesta popular de Antonio Gisbert Perez 1834 1902Antonio Gisbert Pérez. (ca. 1900). Fiesta popular.

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Fuentes

  1. Martín Sárraga, FO. (2022). Compromiso social de las Estudiantinas y Tunas Universitarias desde su creación hasta la Segunda República. Tesis Doctoral. Facultad de Letras. Departamento de Historia Moderna, Contemporánea, de América, del Pensamiento y de los Movimientos Sociales y Políticos. Universidad de Murcia. Pág. 9.
  2. Fernández Ugarte, M. (1986). La miseria como factor desintegrador de la familia en la Salamanca del S. XVIII (1700-1725). Studia histórica. Historia moderna. (4), Pág. 121. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=106586 
  3. Blasco Martínez, L. (1991). Higiene y Sanidad en España al final del Antiguo Régimen. Tesis Doctoral. Facultad de Medicina, Universidad Complutense de Madrid. Pág. 294.
  4. López Castellano, F. (2018). Pauperismo y cuestión obrera en la España del siglo XIX: entre la economía de la salvación” y el riesgo de fractura social. Iberian Journal of the History of Economic Thought. 5(1), pág. 58.
  5. Martínez Soto, AP. (2018). La protección social en la época liberal: de la beneficencia a la previsión social (1820-1908). Áreas, Revista Internacional de Ciencias Sociales (37), págs. 110-111.  
  6. Martín Sárraga, FO. (2022). Compromiso social de las Estudiantinas y Tunas Universitarias desde su creación hasta la Segunda República. Tesis Doctoral. Facultad de Letras. Departamento de Historia Moderna, Contemporánea, de América, del Pensamiento y de los Movimientos Sociales y Políticos. Universidad de Murcia. Págs. 9 y 77.
  7. Universidad Católica de Chile. (2021). Piratería. http://www7.uc.cl/sw_educ/historia/america/html/3_3_1.html. 20-11-2021.
  8. González Rodríguez, I. (2018). El café como espacio para el concierto público en el Madrid de Fernando VII. Cuadernos de Música Iberoamericana. (31) Enero-diciembre, pág. 86-87.
  9. Ídem.
  10. Páucar Espinoza, M. (2014). Cádiz, una Constitución americana. Ius Inkarri: Revista de la Facultad de Derecho y Ciencia Política de la Universidad Ricardo de Palma. (3), pág. 152.
  11. Yun Casalilla, B. (2002). Crisis del Antiguo Régimen y «crisis de la aristocracia». Ayer. (48), pág. 42.
  12. Valenzuela Rubio, M. (2022). El Madrid isabelino, capital del Estado liberal. Revista de la Real Sociedad Geográfica. (158), págs.182-183
  13.  Martín Sárraga, FO. (2022). Compromiso social de las Estudiantinas y Tunas Universitarias desde su creación hasta la Segunda República. Op. Cit., pág. 109.
  14. Sensi Silvestre, E. (2010). La socialización a través de la música: los coros y las bandas. II Encuentro de Jóvenes Investigadores en Historia contemporánea. Universidad de Granada. 22 a 25 de septiembre de 2009.
  15. Repeto García, D. (2003). Los viajeros extranjeros y la crisis del Antiguo Régimen en España: El viaje como fuente histórica. I Coloquio Internacional “Los extranjeros en la España moderna”. Málaga. Tomo II, págs. 663-664.
  16. Martín Sárraga, FO. (2022). Compromiso social de las Estudiantinas y Tunas Universitarias desde su creación hasta la Segunda República. Op. Cit., pág. 109.
  17. Ibídem, pág. 158.
  18. Ibídem, pág. 261 y 263.
  19. Ibídem, págs. 260-261, 267.
  20. Ibídem, pág. 269.
  21. Ibídem, pág. 386.
  22. La Academia, revista de cultura hispano portuguesa, latino-Americana. (1878). Madrid. 15-05-1878, pág. 1
  23. Martín Sárraga, FO. (2022). Compromiso social de las Estudiantinas y Tunas Universitarias desde su creación hasta la Segunda República. Op. Cit., pág. 376.
  24.  Antonio Gisbert Pérez. (ca.1900). Fiesta popular, óleo.
  25.  Martín Sárraga, FO. (2022). Compromiso social de las Estudiantinas y Tunas Universitarias desde su creación hasta la Segunda República. Op. Cit., pág. 405.

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Publicación: 08/07/24.        Actualización: 17/07/24

 

El origen medieval y sopista de la tuna universitaria fue un constructo costumbrista del siglo XIX

Félix O. Martín Sárraga

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