La Tuna Femenina del Colegio Mayor Universitario Santo Tomás de Aquino de Oviedo (1955-57)
Félix O. Martín Sárraga.
En una actuación benéfica de la Tuna de la Facultad de Medicina de la Universidad de Murcia que tuvo lugar en 2015 en el Instituto Francisco Cascales de Murcia tuve la enorme suerte de que allí se hallara una señora que se identificó ilusionada como integrante de la Tuna Femenina del Colegio Mayor Universitario Santo Tomás de Aquino de Oviedo, pero su historia, fascinante, tiene mucha más “miga”.
María de los Ángeles Monje Cantero (Angelines para sus amistades), mujer muy bella en sus años juveniles, procedía de León, donde había estudiado Magisterio y tuvo que ir a Gijón para preparar el acceso a la Universidad. Allí se alojó en casa de sus tíos y su primo, Jesús Martín Cantero, que era integrante de la Tuna de Peritos Industriales (luego llamada Tuna de Ingenieros Técnicos de Gijón), le enseñó a tocar el laúd. Esto le obligaba, sola o acompañada por él, a tocar alguna que otra pieza en las reuniones familiares, cosa muy normal entonces.
Su primo, su padre y la protagonista de esta entrevista (1954)
Como era preceptivo en la época, debía estudiar las asignaturas comunes de la carrera de Filosofía y Letras en un centro docente de su Distrito Universitario, por lo que tuvo que desplazarse a Oviedo donde encontró plaza en el Colegio Mayor Universitario Santo Tomás de Aquino, regido por las Hermanas Dominicas de la Anunciata.
Gelines (izquierda) con otra dos integrantes de la Tuna, de uniforme académico ante la fachada de su Colegio (1957)
En dicho Colegio Mayor (fundado en 1954) se encontró con una interna que tocaba el violín y otra que “rasgaba” la guitara. Con “estos mimbres” un buen día de 1955 le pidió permiso a la directora del Colegio para crear una Tuna, obteniendo su permiso y apreciando “mucho entusiasmo” en dicho proyecto por la religiosa. Junto a aquellas otras dos alumnas internas fundó la Tuna, lo cual tiene un enorme mérito porque justo ese año la dictadura había publicado su conocida Orden de 12 de noviembre por la que limitaba la autonomía de las Tunas. La directora del Colegio les puso un profesor de música para que les enseñara a tocar los instrumentos y comenzaron los obligados ensayos y la captación de más integrantes. Como en cualquier Tuna, no era raro que los ensayos del grupo acabaran en alguna jarana.
De jarana, tras un ensayo (1955)
El grupo de alumnas que integró la Tuna también actuó, a modo de rondalla del Colegio, en actividades culturales realizadas en su salón de actos. Comenta la entrevistada que, de esa Tuna Femenina “tocar, tocar” lo hacían 6 o 7 sus integrantes, pero siempre se lo pasaron muy bien y quizás sólo formaran la rondalla las integrantes de la Tuna que realmente sabían tañer medianamente bien un instrumento.
Las tunas, a modo de rondalla, en una actividad del Colegio (1956)
Refiere Angelines que “al lado de su Colegio” había otro de varones y que, con cierta frecuencia, la tuna de éste les llevaba rondas los sábados poco antes de la medianoche, que ellas escuchaban desde los balcones, era la Tuna del Colegio Mayor Valdés Salas. En aquél entonces ellas mantenían en secreto la existencia de su Tuna pues querían sorprender a la de varones que tanto las rondaba.…. y una noche, tras una nueva ronda y desde sus balcones, ellas cantaron a los sorprendidos tunos que en la calle no se lo esperaban, quedándose estupefactos. Esa noche llevaron a cabo una idea de las monjas: les tenían preparado un ágape. Las monjas abrieron las puertas del Colegio y les hicieron pasar una de las salas de la planta baja donde las integrantes de la Tuna Femenina les tenían preparadas unas bebidas y cigarrillos que les habían comprado..... la juerga terminó "bastante tarde" según Angelines.
En aquél entonces “no tenía cámara de fotos nadie”, por lo que ella infiere que las fotos existentes fueron tomadas por un fotógrafo profesional llamado por las monjas puesto que la mayoría tienen el sello de “Fotos Zapico”, de Oviedo. Gracias a esas fotos, que gentilmente nos ha autorizado a publicar, tenemos constatación de su vestimenta: zapatos negros con hebilla plateada, medias negras, pantalón (abombachado y hasta debajo de la rodilla sujeto con una cintilla, a modo de taleguilla) y jubón (sin faroles), ambos de paño negro, y camisa blanca con cuello y puños alechugados, todo ello rematado con capa negra hasta la pantorrilla con sus cintas. Curiosamente, siendo una Tuna Colegial, no portaron beca. De esta Tuna dan fe las siguientes imágenes, todas propiedad de la entrevistada, que nos ha cedido muy amablemente para este artículo.
En el patio del Colegio (1956)
Por Oviedo (1956)
Por Oviedo (1956)
En el patio del Colegio (1957)
En el patio del Colegio durante las obras de 1957, Angelines es la de la derecha
Angelines (a la derecha) con una compañera de la tuna en el patio del Colegio (1957)
Angelines finalmente partió a estudiar Filosofía y Letras en la Universidad Central de Madrid en el curso 1957-58 y especializarse en Pedagogía, perdiendo contacto con la Tuna. Luego, como su hermana, se enamoró de un murciano y acabó con él en Murcia, tras obtener antes plaza (ella en Sevilla y él en Huelva). Como tenía que incorporarse al trabajo en septiembre, se casaron un tórrido 2 de agosto... pero eso ya es otra historia.
¡Nunca se sabe donde se encuentra la noticia!
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Imágenes:
En blanco y negro: Fotos Zapico, de Oviedo. Colección de María de los Ángeles Monje Cantero.
En color: María de los Ángeles Monje Cantero con el autor de estas líneas tras la segunda entrevista el 01/05/2015.
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Fuente:
Entrevistas realizadas a María de los Ángeles Monje Cantero (audio grabado) los días 24/04/15 y 01/05/15.
Publicación: 03/05/15 Actualización: 05/05/15