El sitio de Baler
El sitio de Baler
Eduardo Maestre
Dramatis Personae
Cerezo. Teniente.
Quiñones. Médico militar
Olivares. Cabo
Minaya. Franciscano
Aguilar. General
García. Cabo de guardia
La Tropa. Soldados
ESCENA 1ª
(Los sitiados -la tuna- están en escena repartidos en grupos; de pie, o sentados en el suelo; muertos de hambre; dormidos; reventados. Cerezo departe con Quiñones.)
Cerezo.
¡Vaya añito que llevamos en esta iglesia! ¡Qué horror! ¡Si comemos, enfermamos; si no comemos, peor! ¡Olivares!
Olivares.
¡Mi teniente!?
Cerezo.
¿Queda algo que comer?
Olivares.
Poco que llevarse al diente, teniente. Déjeme ver:
(Aparte; al público, y a escondidas)
Que no se entere la tropa de que, ayer, con la caraja, me encontré junto a la puerta esta prodigiosa caja. La abrí, y dije:
“¿son donetes?¿Son donuts, o algo más fino?”
Ya da igual, pues sólo queda el último Filipino!
(Al Teniente)
Quedan dos orzas enteras llenas de pieles de ajo, la cuerda de la campana; la campana, sin badajo.
Cerezo.
¡De comerme yo mis botas me vería yo capaz!
Olivares.
Pues haría bien, teniente: ¡que son botas Mari Paz!
Quiñones.
¡Qué harto estoy de Filipinas, de esta iglesia y sus santones!
Minaya.
¡No blasfeme usted, por Dios, doctor Vigil de Quiñones!
La Tropa. (Tapándose la boca y como en un murmullo incomprensible!!)
¡Po tríncame lo cohone!
Quiñones.
¡Disculpe, Padre Minaya, pero me duele sentir que esta valerosa tropa de hambre pudiera morir! ¡Que llevamos todo un año
sitiados aquí, en Baler, y estos viles filipinos no nos permiten comer!
Minaya.
¿Y no habrá una medicina que procure un rato bueno? No sé… ¿Un paracetamol? ¿Un Dalsy? ¿Un ibuprofeno?
Cerezo.
La única medicina que los sabe consolar es un remedio barato.
Minaya.
¿Y cuál es?
Cerezo.
¿Cuál es? ¡Cantar!
YO TE DIRÉ
ESCENA 2ª
Olivares. (Dirigiéndose al Padre Minaya por error)
Mi teniente: yo, en Caudete, que es mi pueblo, era cartero; y soñaba en recorrer caminando el mundo entero. Luego, vi que haría mejor no intentar tal utopía y me contenté con ir desde Caudete a Gandía.
Minaya.
¿Y a mí que me estás contando? ¡Que soy el Padre Minaya!
Olivares.
El hambre me ciega, padre; y la cabeza me estalla. ¡No se puede estar luchando en tan malas condiciones!
Minaya.
Anda y que te vea el doctor. ¡Doctor Vigil de Quiñones!
La Tropa. (Tapándose la boca y como en un murmullo incomprensible)
¡Po tríncame lo cohone!
Quiñones.
¿Qué sucede?
Cerezo.
Aquí, Olivares, que parece delirar.
Olivares.
No, teniente; no es delirio: ¡es que quiero ver el mar! Pero no este mar tan turbio de tifones espontáneos, sino el mar que vi en Gandía: ¡nuestro mar Mediterráneo!
Cerezo.
¡Ojalá, querido amigo, pudiéramos trasladar nuestras cuitas, nuestros sueños a la orilla de ese mar! Porque, estando en esa arena, bajo el cielo azul de España…
Minaya.
…Me iba yo p’al chiringuito y me tomaba diez cañas!
Cerezo.
¡A ver, la Tropa! ¡Cantemos algo que alegre a Olivares! ¡Una copla que nos bañe en el mejor de los mares!
MEDITERRÁNEO
ESCENA 3ª
García. (Entrando apresuradamente)
¡Mi teniente: que tenemos en la puerta a un general!
Cerezo.
¿Un general español?
García.
¡El general Aguilar!
Quiñones.
¡Cerezo, dé paso franco el general!
Cerezo.
¿Lo conoce?
Quiñones.
¡Hicimos la mili juntos, y la amistad la hace el roce!
(Entra Aguilar)
¡A mis brazos, Aguilar!
Aguilar.
¡Por galernas y tifones! Si es mi compadre, el doctor…
Minaya. (Interrumpiendo)
¡Doctor Vigil de Quiñones!
La Tropa. (Tapándose la boca y como en un murmullo incomprensible)
¡Po tríncame lo cohone!
(Comienza a escucharse la introducción del 'De España vengo')
Quiñones.
¡Qué valor tienes, Cristóbal, de acercarte, a pleno día, a esta iglesia en que morimos de hambre y disentería!
Aguilar.
¡Ya no moriréis ninguno, pues traigo la libertad!
Cerezo.
¡No haga usted bromas con eso!
Aguilar.
¡Teniente, que es la verdad! Vengo de España a entregaros un papel que os garantice que la guerra terminó hace seis meses.
Cerezo.
¿Qué dice?
(Leyendo el documento)
¡Esto es una estratagema del enemigo: no hay duda!
(A Aguilar)
¡Dice que viene de España? ¡Regresa, bestia peluda!
Aguilar. (A Cerezo, que quiere agredirle)
¡Teniente! ¡No sea usted loco!
Cerezo. (A los demás, trincando al general por las solapas)
¡Tenedme, que no me tengo!
Olivares. (Al general, con el documento en la mano)
¡General, que esto es muy fuerte!
Aguilar.
¡Coño! ¡Que de España vengo!
DE ESPAÑA VENGO
ESCENA 4ª
Quiñones.
Teniente, este documento es real, y está firmadopor el Estado Mayor: la guerra se ha terminado.
Cerezo.
¿Y qué hacemos con los muertos que dieron aquí su entraña?
Aguilar.
¡Héroes son, como vosotros, para la Historia de España!
Olivares.
Yo tengo novia en Caudete, y me quisiera de ir.
García.
Yo también tengo un rollito en mi pueblo.
Olivares. (Frotándose las manos)
¡Hay que partir!
Quiñones.
Todos tenemos esposa, García, cabo Olivares, y espero que nos esperen al extremo de estos mares.
Minaya.
No estamos todos casados, doctor Vigil de…
(se para y reconviene a la Tropa)
¡Sin embargo, sí tenemos otras mil obligaciones!
La Tropa. (Dicho claramente, sin taparse la boca)
¡Po tríncame lo cohone!
Quiñones.
¡Vayámonos a algún sitio donde llueva agua española!
Olivares.
¡Donde haya mujeres guapas…
Minaya.
…Y Brugal con Coca-Cola!
Cerezo.
¡Que nos lluevan las mujeres y que nos lluevan con saña! ¡Pero vámonos de aquí…
TODOS
...¡Y que nos llueva en España!
LLUÉVEME
Eduardo Maestre.
Para Filosofía, en el Certamen de 2017