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Un puerto, un teatro y un concierto. La Estudiantina Fígaro en Mazatlán

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Mª Guadalupe Munguía Tiscareño


 «Hay que tratar con cuidado las historias viejas se parecen a rosas marchitas que se deshojan al menor contacto».

Selma Lagerlof

SIGLO XIX: EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS

Monologo de M FGF

Humorismo y crítica: Monólogos de Merlín-Francisco Gómez Flores, Pag. 111.

Historiar puede ser, en algunos casos, como armar un rompecabezas: solo buscar dónde encaja un dato contrastado con otro, en una línea coherente de tiempo. En muchos otros es hacer de relojero, tomando pequeñas pistas y usándolas para encontrar un determinado y específico trozo de información para complementar el trabajo, la maquinaria que han hecho otros. Historiar, la gran mayoría de las veces, es un trabajo que se hace en solitario o , cuando se hace en conjunto, implica  organizarse y estar en constante comunicación para ir compartiendo no solo el trabajo, sino también los hallazgos, el análisis y las conclusiones.

Historiar implica una labor concienzuda; un estar involucrado en el tema; una continua búsqueda de nuevas piezas o trozos de información que puedan cubrir los aspectos, del fenómeno que estamos investigando, para así tener el panorama completo de lo  que queremos relatar. Sin embargo, hay  momentos felicísimos, venturosos y escasos en los que una frase, un renglón o un título se nos aparecen, como el conejo de Alicia, nos hacen un guiño y se escapan, corriendo, al maravilloso mundo del pasado donde habita. Te armas de valor y sales corriendo, tras de ese frágil trozo de tiempo con la esperanza de encontrar nombres, descripciones, fechas, un dato que nadie más haya encontrado antes y, en no muchas ocasiones, lo que te encuentras es la mesa del Sombrerero Loco: desordenado, confuso, fragmentado, en apariencia inconexo y con un lenguaje que parece sacado del medioevo pero no es, solo se disfraza, se engalana o se enmascara para figurar, como en el carnaval, más vistoso y atrayente a los nostálgicos ojos de quienes  nos entrometemos en ese  otro  lado del espejo del  País de las Maravillas que es el siglo XIX y las estudiantinas.

A quien esto escribe le ha pasado lo mismo: queriendo matar las horas de ocio forzadas por la pandemia actua (1) he entrado, cual Alicia, a ordenar todo el material archivado en mi ordenador bajo el rubro “otros por revisar” y lo primero que abrí, para releer, fue el magnífico trabajo de Félix Martín Sarraga y Paul Ruppa, respecto a la presencia de la Estudiantina Fígaro en los Estados Unidos (2) y que, hasta el momento, no había tenido tiempo de revisar completo. En el texto, lleno de datos valiosísimos, de imágenes, tablas, fuentes, tuve el primer guiño a traves de una palabra: “Mazatlán”, ciudad cuyos primeros turistas fueron piratas y donde, además, se lleva a cabo uno de los  carnavales más antiguos en México. De ahí a recordar un dato que, también muy generosamente, compartió Rafael Asencio hace ya algunos años, sobre una estudiantina de carnaval, en 1849 y que es, hasta ahora, la referencia más antigua encontrada en México:

«En un carruage abierto había unos alegres jóvenes españoles vestidos de estudiantes, tocando guitarras, panderos y castañuelas, y cantando divertidas canciones». (3)

Dicha referencia, durante todo este tiempo, se nos ha escondido con pertinaz insistencia, desde la primera conferencia (o sinferencia) a la que fuimos invitados a participar en Tvnae Mvndi (4) sin que, hasta el momento, hayamos podido encontrar más información al respecto por lo que, nuevamente, volvimos a la web a ver si encontrábamos algo que hubiera sido digitalizado recientemente. En el buscador anotamos “Mazatlan carnaval estudiantina XIX” y, como no podía ser de otra manera, las referencias  encontradas pertenecían a Martín Sárraga y Ruppa, a Asencio González, a Belmonte Trujillo, en Europa y Estados Unidos; a Leobardo Muñoz-Ledo Villegas y a quien esto escribe en México y a Ramón Andreu Ricart (6) en Chile.

Sin embargo, junto a una buena cantidad de referencias sobre el Mazatlán decimonónico, la búsqueda arrojó, de momento, dos fuentes nuevas, entre ellas, las que han permitido escribir este artículo: “HUMORISMO Y CRÍTICA: MONÓLOGOS DE MERLÍN” de Francisco Gómez Flores (7). Este texto, de principio, no prometía datos especialmente significativos dado que no paracía en el buscador como un texto dedicado a la música, al teatro o a cosa parecida. Sin embargo, de nuevo el guiño del conejo blanco se hizo presente cuando, al usar el buscador del archivo, nos topamos con el diálogo “Entre dos viejas” que hemos compartido al incio de este artículo, lo cual nos llevó a seguir buscando, en el texto, algún otro dato que pudiera servirnos de referencia. Lo que encontramos fue una mención, primero, al grupo de estudiantes que, conformándose en una estudiantina, postularon a favor de los inundados en Murcia y a quién Flores Gómez adjudica ser los mismos que se presentaron en Paris. El texto, además, hablaba de una presentación, en 1883, de otro grupo parecido que había llegado, precedido de gran fama, al Puerto de Mazatlán y que había ya concluído una, de seis presentaciones programadas (8):

«La estudiantina ha terminado su primer abono de seis funciones y como se han interpuesto los paseos de las Olas Altas es más que probable que no continúe deleitando publico con su admirable ejecución musical.

Para socorrer á los inundados de Murcia se formó hace mas de dos años en España un grupo de estudiantes que hizo furor en París por la novedad del espectáculo y el donaire y la brillantez con que arrancaba dulcísimos acordes de los rebeldes instrumentos de cuerda. Desde entonces recorre el mundo otro grupo de filarmónicos por el estilo, que precedido de ruidosa fama arribó por ultimo á esta ciudad. donde tan pocas veces tenemos la satisfacción de regocijarnos con las incesantes novedades que el arte derrama por el mundo. De sesenta estudiantes que salieron de España, solo diez y seis han llegado a Mazatlán; pero aún así, cautivan y deleitan con sus dulces y extrañas armonías».

Llegados a este punto del texto, volvimos a revisar, en la obra ya citada de Martín Sárraga y Ruppa, la tabla donde dan cuenta de los conciertos de la Fígaro durante el año de 1883 (9) no encontrando registro de presentación alguna en el puerto, por lo que decidimos investigar a fondo el dato antes de echar las campanas al vuelo, no imaginando que, al mismo tiempo, uno de los autores se encontraba preparando un artículo que podría servirnos también para verificar el dato.

Nos extrañaba, eso sí, que siendo el Puerto de Mazatlán uno de los más importantes en el México decimonónico tanto el texto, como cualquier otra información sobre el paso de La Fígaro, no se encontraran registrados  en alguna otra fuente y/o se nos estuviera escondiendo. Al avanzar en la investigación sobre el contexto, nos dimos cuenta que, en ese año, Mazatlán había experimentado una serie de viscisitudes extraordinarias, cuyo clímax sería la muerte de Ángela Peralta “El Ruiseñor Mexicano” en el mes de agosto, a causa de la epidemia de fiebre amarilla que azotó Mazatlán y Guaymas

 

SERENDIPIAS Y SINCRONICIDADES:

EL MAZATLÁN QUE CONTEMPLÓ  LA FÍGARO

mazatlan antigio 1800sMazatlán antiguo (Archivo Histórico de Sinaloa)

«La materia de conocimiento de la historia no es el pasado como tal,

sino aquel pasado del que nos ha quedado alguna prueba y evidencia».

R.G.Collingwood

 

Al principio de este artículo, apuntábamos que historiar es un oficio que a veces se hace en solitario y, en otras ocasiones, un trabajo concertado entre uno o más investigadores sobre un tema de mutuo interés. También decíamos que, otras veces, un investigador retoma el trabajo de otros colegas para, desde su espacio, aprovechar esos recursos tratando de aportar, descubrir, verificar datos que, en solitario, encontramos. Es de todos conocido que investigar un fenómeno social amplio que toca un tema o hecho histórico que se origina y/o tiene alcances a nivel mundial no es algo que parta, como en ciertos descubrimientos científicos, desde el ¡Eureka! de la creación individual pura. Es decir, el conocimiento histórico es una construcción social que avanza, como en otras ciencias, desde los legados que otros investigadores han dejado. Por esa razón se construyen, en cualquier investigación, un estado del arte, un marco teórico y una bibliografía que, más allá de convertirse en altares inaccesibles para los investigadores que les suceden, representan un peldaño que permite acceder a una comprensión global del fenómeno estudiado.

Sobre las Estudiantinas y las Tunas se ha escrito mucho y sobre La Fígaro se ha escrito más, dado que fue un fenómeno que alcanzó muchos y muy diversos países, originando diversos grupos y despertando el interés de investigadores más allá del de las Estudiantinas/Tunas. Los trabajos previos han servido para que todos partamos de un mismo punto y, además, encontremos en la multiplicidad de visiones, análisis, circunstancias, contextos y datos que cada investigador posterior aporte a los conocimientos previos. Un mismo dato o fuente puede revelarle diferentes cosas a cada investigador y, cuando se comparte, poniéndolo al servicio del conocimiento común, se enriquece y se difunde en un continuo ciclo de avance que beneficia a todos.

Historiar no es ganar la “nota”, guardar celosamente lo que tenemos para lanzarlo al mundo como si las fuentes fueran de nuestra exclusiva propiedad. Eso es labor de reporteros. Queda sí, por rigor académico y por ética personal, citar nuestras fuentes, agradecer a quien comparte y reconocer el trabajo anterior y posterior al que, de motu proprio, hacemos y  agradecer también  a quienes, en su momento, encuentren  nuestro trabajo especialmente significativo, para ampliarlo, contrastarlo, superarlo  e, incluso, refutarlo porque historiar no es un simple copia y pega de lo que dijeron otros, aunque los citemos como pasa, lamentablemente, en muchos círculos académicos.

En nuestra experiencia, nos hemos encontrado diferentes tipos de personas que, tratando de historiar, se encuentran convertidos en coleccionistas de huesos: acumulan fotos, datos, textos, fuentes y las guardan tan celosamente que nunca llegan a ver la luz. Otros más las comparten, siempre y cuando tengan  a su disposición el decorado, las luces y la pose donde salir mejor en las fotografías. Y  también hay quienes, siendo nóveles en este andar, acomodan o tergiversan los datos (consciente o inconscientemente) para que respondan forzadamente las hipótesis que pretenden demostrar, sin éxito. Es, siguiendo la alegoría de Alicia, pintar rosas blancas para hacerlas pasar por rojas so pena de que te corten la cabeza. Estas posturas no se convierten en peldaños para avanzar, ni siquiera califican como altar a quien adorar. Son verdaderas murallas que impiden enriquecer el conocimiento colectivo. Un historiador honesto, capaz, riguroso metodológicamente, a lo que aspira es a ser puente y no muro, porque su visión está enfocada a la comprensión global del fenómeno que estudia y, para ello, hace falta el concurso de otros, el apoyo, el ojo crítico de otros.

En el tema y el texto que hoy nos ocupa hemos recurrido a fuentes y datos que han proporcionado otros investigadores (que ya he citado). Sin embargo he tenido la fortuna de contar, en esta serendipia maravillosa que fue encontrar el texto, como en otras muchas ocasiones, con la generosidad y la guía de Félix Martín Sárraga a quien contacté solo unas pocas horas de haber leído la mención de ese concierto, de los supuestos sesenta estudiantes que vinieron desde España y de los que, según Francisco Gómez Flores, solo llegaron diez y seis. Félix, además de disipar algunas dudas y de hacer algunas observaciones, especialmente sobre los número manejados en el texto, me alentó a seguir esa vía de investigación por lo que, bajo su consejo, me dediqué primero a certificar los datos referentes al año y a la posibilidad de encontrar el nombre del Teatro en el que la Fígaro podría haberse presentado en Mazatlán adelantándome, además, algunos datos de una carta de uno de los integrantes sobre la que estaba trabajando y que ya ha publicado en la página web de Tvnae Mvndi, bajo el título de “Detrás de cualquier imagen puede estar el hallazgo histórico” (10).

Armados con tal generoso regalo, volvimos a revisar el texto de Gómez Flores, primero para ubicar si el año era el correcto, si el grupo podría ser la Fígaro dadas las discrepancias en número de integrantes y si el Teatro que mencionaba el texto pudiera ser el escenario donde la élite mazatleca apllaudió a la Estudiantina en cuestión. El texto no daba datos específicos de piezas musicales, de nombres o fechas de conciertos, excepto por mención  a un “jueves” y a ciertos otros personajes y obras simultáneas y festividades que tomaban lugar en sitios específicos, como el Paseo de las Olas Altas. Para complicar más las cosas el texto en cuestión no seguía un orden específico como el que tenía un contemporáneo de Gómez Flores, que hemos citado  con mucha fecuencia cuando hablamos de la Fígaro: Olavarría y Ferrari, cuya obra sobre el teatro en México se encontraba organizada en  tomos que abarcan años específicos (11). Por el contrario, la obra de Gómez Flores es un conjunto de editoriales y artículos publicados en el periódico “La Voz de Mazatlán” de 1880 a 1878 y que, además, abarcaban temas históricos, críticas y respuestas a otros periodistas, personajes, políticos y al clero; reseñas de festividades; descripción de lugares; reseñas de teatro y conciertos; relatos autobiográficos; reportes de llegadas y hundimientos de vapores; crónicas de epidemias y defunciones y poemas. El lenguaje utilizado en esas descripciones, además, hace uso de metáforas y expresiones que hubo necesidad de buscar en otras fuentes para  entender cabalmente lo que se estaba planteando.

Lo primero fue buscar si el puerto era de tal importancia en la fecha en la que, Martín Sárraga y Ruppa reportaban que la Fígaro había llegado en el vapor “Sonora" (11) a Guaymas. Lo que encontramos fue que aunque el comercio marítimo apareció en el Golfo de California a finales del siglo XVIII y se afianzó gracias a la navegación de altura en las primeras décadas del XIX, el despegue ocurrió con la fiebre del oro de California que posibilitó establecer rutas regulares desde y hacia los puertos de Guaymas, Mazatlán y La Paz. Las rutas regulares dieron lugar al intercambio comercial que posibilitó el flujo mercantil que, a su vez, hizo posible el desarrollo urbano de la región y, en Mazatlán, debido a su posición estratégica, posibilitó fuera declarado un puerto de altura en 1820 (12).

«El auge de Mazatlán empezó propiamente a mediados del siglo XIX porque el tráfico normal de las líneas de vapores se agregaron las navieras norteamericanas que cubrieron especialmente la ruta de la costa del Pacífico... Mazatlán parece entonces convertirse en el ombligo de un mercado regional que abarcaba la península bajacaliforniana y por lo menos parte de Sonora, pero también Chihuahua, Durango y Nayarit. Dos factores obraban en tal sentido. El primero, por supuesto era que el eje del sur sinaloense se había convertido en una de las bases más importantes del comercio europeo y en menor medida del norteamericano. El segundo, derivado de esto se produjo por el arribo a sus costas de un conjunto de familias extranejeras que harán del comercio su actividad principal, para atacar después otros espacios económicos que los vincularán aún más con otros empresarios  del Noroeste de México y el Suroeste americano» (13).

El hallazgo de estos datos confirmaron que, efectivamente, Mazatlán, a la llegada de La Fígaro, tenía la suficiente importancia como para justificar la actuación de la Estudiantina en ese lugar. Sin embarg, quedaba por dilucidar si la fecha eran cercanas a las que se apuntaban en la obra de Martín Sárraga y Ruppa, respecto a la presentación en Guaymas, por lo que hubo de investigar qué era el “Paseo de las Olas Altas” y, de ser una festividad, la fecha aproximada en la que se llevaba a cabo.

Barrio de Olas Altas 1890Mazatlán Antiguo. Barrio de Olas Altas en 1860
(“FOTOS ANTIGUAS"  Archivo Histórico de Sinaloa)  

 

Olas Altas, además de un barrio, era el malecón donde tomaban lugar diferente tipo de celebraciones, desde Carnaval hasta las cívicas de Septiembre. Pero también, en mayo, se celebraba ahí el Festival del Mar que, con el tiempo, llegó a llamarse el Paseo de las Olas Altas durante el cual, además de actuaciones musicales, circenses y teatrales que eran del agrado tanto de la élite como del pueblo llano del puerto, tomaban lugar los juegos de azar puesto que, a decir de Gómez Flores, la élite de Mazatlán era muy aficionada a ellos, tanto que los empresarios que colocaba las mesas, competían para allegarse del público que acudía al Teatro usando una serie de artimañas como la de apostarse, fuera de los teatros, con algún grupo musical como acompañamiento, para repartir papeletas invitando al público a retirarse para irse al Paseo. Al parecer, en algunas ocasiones consiguieron su objetivo. El texto de Gómez Flores no indica que esta artimaña haya sido usada para sabotear las presentaciones que La Fígaro en Mazatlán, aunque dice que posiblemente pudiera influir en la cancelación de las mismas, como ya hemos citado con anterioridad (14): 

«El cuadro de zarzuela, aunque incompleto, ha merecido los aplausos de un público que de antemano conocía y apreciaba a los artistas. Es lástima que la compañía haya determinado suspender sus trabajos. Por vía de tentativa puede dar una función extraordinaria, a ver si va la gente a pesar de los paseos, que como estan tristes y macilentos pronto han de fastidiar a una concurrencia que bosteza en frente del mar  ó en frente de la cara del primero que pase con ánimo de presenciar un bostezo».

En este punto del análisis ya teníamos claro que el lugar y la fecha eran coincidentes con los datos que mencionan Martín Sárraga y Ruppa respecto al mes en el que La Fígaro se encontraba en la zona y esta información posibilitaba el verificar que, efectivamente, ese concierto tomó lugar. Nos faltaba saber qué Teatro fue el lugar donde se llevo a cabo. Por esta razón, nuevamente acudimos al texto y a otras fuentes, encontrando, en la obra de Gómez Flores, menciones reiteradas al Teatro Rubio como escenario de diferentes espectáculos, sin embargo no señalaba directamente que ese lugar fuera el sitio de las presentaciones de La Fígaro, pero sí indicaba a otras compañías que se presentaron alternadamente con ellos (15):

«Lo particular del caso estriba en que a pesar de ser estos días de diversión, ni al teatro acude siquiera la gente, con la circunstancia de haber muchas personas de las poblaciones    cercanas, que encerrándose en un hotel o en la casa de algún amigo, se hacen la ilusión de que se divierten. Los Madgyares [zarzuela en cuatro actos] sufrieron el más completo desaire del público, si bien es cierto que no escaseó la concurrencia la noche del beneficio de la Estudiantina, que fue objeto de entusiastas aplausos y de un regalo valioso.

Separado el cuadro de zarzuela del grupo de estudiantes, han organizado estos un concierto para la noche del próximo jueves, en el que tomará parte la Srita. Ferrer, de cuya gran ejecución en el piano tengo los más brillantes informes».

En resumen, el texto nos hablaba al menos de dos conciertos ofrecidos por la Estudiantina, uno con el cuadro de zarzuela y otro organizado sólo por ellos y con la participación de una pianista. Nos pusimos a la tarea de averiguar con qué teatros contaba el puerto en esa época encontrando dos: El Teatro del Recreo y el Teatro Rubio. Nuevamente el texto de Gómez Flores, nos aporta el dato, cuando contrastamos el nombre del empresario responsable de llevar a esceina la obra de “Los Madgyares” (16): 

«Han ocurrido sus rencillas en el seno de la compañía que trabaja en el Teatro Rubio. Parece que el primer motín de bastidores dio por resultado la separacion del Sr. Reveles, que hasta puso tierra de por medio, lo cual de veras me tiene sin cuidado. Con motivo del beneficio de Pons surgieron de nuevo otras desavenencias. Quiso darse mayor lucimiento al espectaáculo y suponiendo que el toque estaba en cambiar  de director de orquesta, se habló a otro maestro de filarmonía. Entonces los músicos pusieron el grito en el cielo, protestando contra una destitución a todas luces inícua, y dijeron terminantemente que si el Sr. Pérez no llevaba la batuta, ellos no tocaban. Vino un tercer profesor y expuso que la orquesta no tenía ,la culpa, sino los cantantes, y que aunque se variase de director, saldrían mal Los Madgyares; porque ni la garganta del Sr. X. había de rejuvenecerse, ni la Sra. Z. disimularía mejor el cáudal escaso de su voz, ni la Srta. R. dejaría de cantar como Dios le da a entender, ni la Srita.  J. dejaría de hacerlo como Dios no le da a entender, ni el Sr. N. adquiriría conocimientos musicales que no tiene. Por tan convincentes razones, el Sr. Pérez quedó dueño del campo y su falange de artistas depuso las iras de la rebelión».

Una vez confirmado que, el Teatro en el que se presentó la Estudiantina Fígaro fue, precisamente el Teatro Rubio, nos volvimos a poner en contacto con Félix O. Martín Sárraga, tanto para comunicarle lo que habíamos obtenido como las discrepancias encontradas acerca del número de integrantes que, de acuerdo a Gómez Flores, contaban en España (sesenta). Durante el intercambio sostenido, se apuntó que hasta el momento, no existe evidencia suficiente para probar que sea un dato verídico. Por el contrario, Martín Sárraga nos habló que los primeros quince integrantes de La Fígaro, que llegaron a Nueva York el 1 de enero de 1880 surgieron de un grupo de veinte que se escindió en Inglaterra. También se nos compartió, muy generosamente (17), la fecha del concierto que Reneses, uno de los integrantes, marcaba como el último concierto en Mazatlán, que fue el 17 de mayo (jueves) y el nombre completo de la pianista que les acompañó, la Señorita Eugenia Ferrer (18).

Plazuela Machado 1840Plazuela Machado (primeros años de la década de 1840)
vista desde el poniente al Edificio BankExchange
(Mesón, posterior Hotel Iturbide en dos niveles y actual Escuela Municipal de Artes) (20)

 

LA HISTORIA DEL TEATRO RUBIO: UN FÉNIX DE TRES SIGLOS

El Teatro Rubio, a lo largo de su historia, ha pasado por incendios, epidemias, ciclones, muertes. Ha sido Teatro, circo y cine... y se niega a morir a pesar de todo. Hoy se le conoce como Teatro Ángela Peralta y sigue estando en el mismo lugar, aunque reconstruído en 1987 gracias a la intervención de los ciudadanos del puerto, en la Plazuela de Machado, junto al antiguo Hotel Iturbide (hoy Escuela Municipal de las Artes).

Hotel IturbideHotel Iturbide (en "Mazatlán antiguo")

En 1868 Manuel Castelán y Manuel Rubio solicitan permiso al Ayuntamiento para construir de un teatro en la finca  El Mesón, frente a la Plazuela Machado, argumentando la necesidad de responder a las necesidades porteñas de contar con un espacio a la altura de la importancia mercanil, cultutal y política del Mazatlán de entonces. La construcción se inició ese mismo año, bajo la dirección de Ingeniero Librado Tapia, con los planos que Rubio encargó en Europa.

Rubio consigue el apoyo del Ayuntamiento de Mazatlán que acuerda condonarle el pago de impuestos municipales durante veinte años en cuanto el Teatro estuviera construído. Sin embargo, el empresario no pudo ver su obra terminada debido a que murió en el naufragio del vapor Continental cuando se dirigía a París a comprar decorados. Su viuda, Vicenta Unzueta, continua la  obra e inaugura el Teatro el 15 de febrero de 1874 con la presentación de “La Campana de Almudaina” y “La Casa de Campo”, a cargo de la Compañía Española de Mariano Luque, aún cuando no se habían colocado los barandales en todos los balcones.

 

Teatro Rubio planos y otrosPetición, planos, cartel de inauguración y fachada del Teatro Rubio.

Cuando el Teatro inició sus operaciones, el acuerdo de Rubio con el Ayuntamiento fue respetado. Sin embargo, con el triunfo de la revolución tuxtepecana y el cambio de autoridades, ese acuerdo fue cuestionado, con lo que a la viuda de Rubio las nuevas autoridades municipales comenzaron a cobrarle los impuestos. Así, endeudada por la construcción tanto del Teatro, como del Hotel Iturbide, la viuda de Rubio fue obligada a vender ambos a Martín Mendía quien comienza a hacerle mejoras que, en marzo de 1879, inaugura oficialmente el Teatro teniendo lugar en él operas, zarzuelas y es donde en mayo de 1883 presenta la Estudiantina Fígaro al menos en dos de las seis funciones que tenía programadas.

Respecto a esas funciones, Gomez Flores no da cuenta del repertorio ejecutado por la Estudiantina Fígaro, pero si  hace una descripción de la grata impresión que le dejara (21):

“De sesenta estudiantes que salieron de España, solo diez y seis han llegado a Mazatlán; pero aun así, cautivan y deleitan con sus dulces y extrañas armonías. De repente es un acorde trepidante y prolongado que se desvanece poco a poco, como si una ráfaga de viento le llevase en sus alas a lejanas regiones. De repente es otro acorde místico y suave que va creciendo por graduaciones sutilísimas, hasta que se convierte en una cascada de notas rápidasy vibrantes. A veces es un conjunto de sonidos deliciosos, pero aislados y remotos que al confundirse de súbito forman el acompañamiento de una melodía aérea y misteriosa. Otras veces es un vértigo de acordes, una orgía de notas que bailan en el aire, un torrente de armonía que se desborda en ondas amplias y sonoras. En fin, la estudiantina, si no vale lo que pesa, vale lo que suena, o las dos cosas á la vez».

Como colofón diremos que el Teatro Rubio, a la partida de la Estudiantina rumbo a Guaymas en el vapor Sonora, se encontraba esperando la visita de otros artistas, entre ellos a Ángela Peralta, el Ruiseñor Mexicano, que había rentado el teatro para acudir, con su propia compañía Ópera Italiana. Empresarios, autoridades y ciudadanos de Mazatlán se prepararon para recibirla como la gran artista que era y así, a bordo del vapor Neewbern arriba al puerto el 22 de agosto de 1883 y se hospeda en el Hotel Iturbide, apenas tres meses después que la partida de la Fígaro.

Al siguiente día, Peralta acude a un ensayo en el Teatro, pero sufre un desmayo y  se retira a descansar de vuelta en el hotel, del que ya no salió con vida, pues se había contagiado de la fiebre amarilla, epidemia que comenzaba a causar estragos en la población. Ángela peralta muere el 30 de agosto y es enterrada, en el panteón municipal de Mazatlán, pero sus restos fueron trasladados en 1942 a la Rotonda de las Personas Ilustres, en el Panteón de Dolores de  la Ciudad de México. La fiebre amarilla también hizo estragos entre los integrantes de su compañía ya que, de ochenta que eran, fallecieron 74, entre ellos Belloti, el tenor principal.

A finales de septiembre de 1884 un ciclón pasa por Mazatlán causando daños a los Teatros Rubio y del Recreo pero, además, provoca el naufragio del vapor Sonora (que un año antes había trasladado a La Fígaro a Guaymas), en el que se creía viajaba Flores Gómez. Afortunadamente nuestro autor, redactor y director de la “Voz de Mazatlán” había decidido suspender su viaje cosa que le salvó la vida.

En el Teatro Rubio se organizó una función de Caridad para ayudar a las víctimas de ese naufragio y seguiría  presentando diversas obras y siendo escenario de celebraciones cívicas, de manera constante, aunque cerrando  forzadamente por epidemia (como la de la peste negra en 1903) y por situaciones derivadas del entorno polñitico mexicano, tan cambiante, durante el período que va desde finales del silo XiX y principios del XX. En 1943 el Teatro Rubio se convierte en el Cine Ángela Peralata, operando así hasta 1964. Después estuvo cerrado durante cinco años y solo fue utilizado, en 1969, para presentar un espectáculo de Burlesque durante el carnaval de 1969.

Con el tiempo el edificio se fue deterioando y, de casa de ópera, se convirtió en escenario de fiestas, se adaptó como arena de boxeo hasta que, en 1975, el ciclón Olivia destruyó en su totalidad el interior del edificio. Para 1987 los dueños y el gobierno municipal habían decidido demolerlo pero los ciudadanos mazatelecos ejercieron presión para que fuera adquirido y restaurado, estableciéndose una asociación, “Amigos del Teatro Angela Peralta, A.C.”

El 19 de diciembre de 1990, por Decreto Presidencial, el Teatro Angela Peralta fue declarado Patrimonio de la Nación y fue reinaugurado el 23 de octubre de 1992. La restauración llevada a cabo, fue dirigida por el Arquitecto Mazatleco Juan José León Loya, reproduciendo fielmente el modelo que Rubio planteó para este edificio. Por ese proyecto Loya fue premiado por la Federaci´Mexicana de Arquitectos de la República Mexicana.

El Teatro Angela Peralta (antes Teatro Rubio), luce así en la actualidad:

teatro Angela PeraltaTeatro Ángela Peralta

__________

Notas y fuentes:

  1. La provocada por el  COVID19
  2. Martín Sárraga, FO. y Ruppa, P. “La Estudiantina Española Fígaro en los EE.UU. Crónica de sus giras americanas y estela según la prensa de la época”. TVNAE MVNDI, Editor. Murcia, España 2018
  3. Cumplido, Ignacio. “EL ÁLBUM MEXICANO, PERIÓDICO DE LITERATURA, ARTES Y BELLAS LETRAS”; tomo I. 1849. p. 178. Información proporcionada por Rafael Asencio González.
  4. Munguía Tiscareño,  María Guadalupe. La Tuna mexicana actual. Realidad y proyecciones futuras. Conferencia presentada en el II Congreso Iberoamericano de Tunas. Murcia, 24 y 25 de abril de 2014.  
  5. Ciertamente hay más autores, aunque estos no tienen el mismo número de publicaciones o no están actualizadas y a quienes, como en el caso de Andreu, nos gustaría ver más obras ahora que la digitalización de fotos y libros antiguos se ha hecho más rápida.
  6. Gómez Flores, Francisco. “HUMORISMO Y CRÍTICA: MONÓLOGOS DE MERLÍN” Tip. de "La Voz de Mazatlan." A cargo de Villalobos y Delgado. Mazatlán, Sinaloa 1887. periodista ,poeta y narrador  quien editaba desde  1880  el periódico “La Voz de Mazatlán”, con el seudónimo de “Merlín”, aunque  también usaba el seudónimo de “Bibliómano”. 
  7. Gómez Flores, Francisco. “HUMORISMO Y CRÍTICA: MONÓLOGOS DE MERLÍN”. Op.cit. Pág. 142
  8. Martín Sárraga, FO. y Ruppa, P. “La Estudiantina Española Fígaro en los EE.UU. Crónica de sus giras americanas y estela según la prensa de la época”. Op.cit. Pág 150. 
  9. Martín Sárraga, FO.  “Detrás de cualquier imagen puede estar el hallazgo histórico” 19 de abril del 2020.
  10. Olavarría y Ferrari, Enrique. “Reseña Histórica del Teatro en México” Obra en cuatro tomos Imprenta, encuadernación y papelería "La Europea", 1895.
  11. 22 de mayo de 1883 SARRAGA Martín Félix y Paul Ruppa op.cit. Pág 148
  12. Guillén Vicente, Alfonso "El triángulo del oro del Golfo de California. Mazatlán, Guaymas y La Paz en la confirmación de un mercado regional (1848-1910). En Región y Sociedad. Vol.XIII. No. 22. El Colegio de Sonora. Sonora, México 2001 p.129
  13. Ibid, pág 133.
  14.  Gómez Flores, Francisco. “HUMORISMO Y CRÍTICA: MONÓLOGOS DE MERLÍN”. Op.cit. Pág. 143.
  15. Ibid, pág. 143.
  16. Ibid, pág 153-154.
  17. Ibid, pág. 46-47.
  18. Cabe agradecer que este dato, generosamente compartido, se recibió antes de que Félix Martín terminara el análisis de los documentos en los que estaba trabajando y mucho antes de que los publicara. Esta actitud es  lo que distingue a los verdaderos historiadores, como Martín Sárraga, de los “historietadores". Desde aquí mi más profundo reconocimiento. Se pueden consultar los datos completos, la carta de Reneses y otras fotografías en  Martín Sárraga, Félix O  “Detrás de cualquier imagen puede estar el hallazgo histórico” 19 de abril del 2020.
  19. Algunas notas encontradas en fuentes alternas, parecn indicar que Eugenia Ferrer no soo era pianista, sino también soprano y que pudiera ser hija del compositor mexicano, nacido en Baja California pero avecindado en Estados Unidos, quien  además de ser uno de los primeros compositores mexicanos y  guitarrista, concertista y director de varios conjuntos de instrumentos de cuerda punteada, como maestro de guitarra, mandolina, canto y teoría musical, también como arreglista y compositor (Adelstein, 1905; Olcott Bickford, 1908; Bone; 1914; Stevenson, 1986; Koegel, 2000).
  20. Alvarado Fuentes, Leticia "El viejo Mazatlán...donde todo comienza. Identidad, representaciones e historia" Tesis de Doctorado. Universidad Autónoma de Sinaloa. México. Abril 2012 .
  21. Gómez Flores op.cit pág 142-143

BIBLIOGRAFÍA 

  • Ríos Treviño Juan Luis “SOCIABILIDAD Y CULTURA POLÍTICA EN MAZATLÁN, 1877-1909” .Tesis de Maestría. Universidad Autónmoma de Sinaloa. Culiacán, Sinaloa.Enero 2015.
  • ALVARADO Fuentes leticia “EL VIEJO MAZATLÁN…DONDE TODO COMIENZA. IDENTIDAD, REPRESENTACIONES E HISTORIA”. Tesis de Doctorado. Universidad Autónoma de Sinaloa. Culiacán, Sinaloa. ABRIL 2012
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 Publicación: 21/04/20